Una de las páginas más discretas para el deporte en Granma en los últimos años, quedó escrita en la ciudad de Camagüey, con la pálida demostración en el Nacional de boxeo Playa Girón, que este miércoles definirá a sus 10 campeones.
Al parecer, los guantes granmenses se hundieron en el tinajón, porque ni un solo pugilista pudo avanzar a la discusión de las medallas de bronce, de los ocho que presentó la escuadra en la sede del torneo, el Palacio de los deportes Rafael Fortún.
Únicamente levantaron el brazo en señal de triunfo el minimosca Alejandro Delgado, el ligero Jesús León y el mediano Pablo Santiesteban, quienes luego cayeron en sus segundas salidas al encerado, pero los otros cinco se despidieron en su primera presentación.
Además, la embajada de casa -junto a Artemisa y Ciego de Ávila- fue una de las que salió con las manos vacías de predios agramontinos, muy diferente a los nueve medallistas que promovieron Sancti Spíritus y los locales.
El resultado quizá encuentre explicación en el cierre de la Academia provincial -apenas algunos años después de ser reparada-, que obligó a terminar la etapa de preparación en Guantánamo.
Tal vez, ahí radica la principal limitante que enfrenta la familia de los puños aquí, aunque no debe obviarse que el territorio ha carecido de tradición y de atletas de renombre, a pesar de contadas individualidades.
Esa situación lanza una alerta para las autoridades del movimiento atlético y urge buscar una estrategia, que -al menos- sirva para sacar de lo más profundo a la disciplina, que más preseas ha dado al país en los principales eventos internacionales.
También apremia revisar los planes de preparación, evaluar la fuerza técnica existente y comprobar si seleccionan correctamente o no los talentos, entre otras tareas. Por cierto, en ese espejo debieran mirarse otros deportes de combate, también con pobres resultados.