El Poder Popular se asienta en lo alto

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Por Sara Sariol Sosa | 30 septiembre, 2016 |
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Quien nunca ha trepado aquellas encumbradas colinas, no sabe que ha llegado a Alto de Mompié, hasta que ha llegado.

El carro va ladeando lomas, y uno no puede ver por delante otra cosa, que no sean aquellos grandes montículos de tierra cubiertos de floresta, entre cuyas faldas, un día, el hombre abrió sus necesarios caminos.

Cada asentamiento o caserío, en lo más elevado de la Sierra Maestra, Maestra de Sierras, como alguien honorablemente la nombrara, aparece así de golpe, y uno solo se da cuenta que ha llegado a ellos, cuando ya los tiene encima, o cuando avisan la cercanía del lugar una arria de mulos que desciende, o algunas gallinas y cerdos que caminan orondamente y corren cuando el vehículo se adosa.

Así sucede con Alto de Mompié, ubicado a unos mil 200 metros sobre el nivel del mar, en la línea central del mayor macizo montañoso cubano, a poco más de 37 kilómetros distante de Bartolomé Masó, municipio al cual pertenece, y colindante al norte con Purialón, municipio Guamá, en la provincia de Santiago de Cuba.

Mas, aún tan lejos de la capital granmense, allá saben que pronto los Órganos Locales del Poder Popular cumplirán 40 años, se los ha dicho Juan Figueredo Varona, el delegado de la circunscripción número 72 (Consejo Popular San Lorenzo), cuyo centro es el asentamiento de Minas del Frío, y abarca además a El Jigüe, Caguara, El Roble, Magdalena y Polo Norte.

Cuando preguntamos qué harán allí por la fecha, algunos hablan de embellecer la escuelita primaria y el Círculo Social, el consultorio médico y la bodega, instalaciones que a algunos pueden parecerles pocas, pero a los habitantes del lugar (120 residentes en 32 viviendas), les garantizan servicios básicos elementales (se suman electricidad y teléfono).

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FOTO/ Rafael Martínez Arias

Al menos a ellos, eso les contenta la vida, así dice Yanelis Rodríguez, la promotora cultural, una joven en estreno como mamá, y que, con su niño en brazos, corre a presentarles a los visitantes -a modo de bienvenida- el coro formado por niños de la escuela, o les habla de los proyectos Dibujo para aprender y Bailar con mi bongó, con los cuales ha hecho que los pequeños ocupen el tiempo fuera de clases, y se desinhiban.

Estimula a los pobladores del lugar, también, contar con un punto de compra y venta, donde llegan plátanos frutas dulces como almíbar (producción fundamental) aportados por una veintena de socios de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Campamento de Mompié.

Punto de compra y venta de productos agrícolas
FOTO/ Rafael Martínez Arias

En esta organización productiva laboran una veintena de socios, quienes, según Delfín González, su presidente, cobran alrededor de mil 500 pesos como salario promedio mensual.

Pero Alto de Mompié tiene mucho más. Se enorgullece de esa vieja casona de tabla y guano que memoriza aquel 3 de mayo de 1958, cuando el líder Fidel Castro, asumió el mando de todos los grupos que combatían en llanos y ciudades contra la tiranía norteamericana de Fulgencio Batista.

En aquel lugar, luego de ser analizadas las causas del fracaso de la huelga del 9 de abril, Fidel fue ascendido a Comandante en Jefe de las fuerzas del llano y la Sierra, en una reunión en la que también fue nombrado Secretario General del Movimiento Revolucionario 26 de Julio, con lo cual quedó unificada la dirección política y militar de la fuerza principal de la guerra, que meses después lograría la liberación definitiva de Cuba.

Coro de pioneros en Alto de Monpié
FOTO/ Rafael Martínez Arias

ASPIRACIONES

Rosa Estrada Borrero, presidenta del Consejo Popular San Lorenzo, desde hace dos mandatos, corrobora que muchas son las mejoras sociales en aquellos lares, gracias a la gestión gubernamental.

En toda esa estructura del Poder Popular, con 28 asentamientos y seis circunscripciones, hay dispuestos seis consultorios médicos, ocho escuelas (incluida una secundaria básica), 13 bodegas, tres panaderías e igual número de despulpadoras de café, 80 teléfonos fijos (la mayor parte residenciales), un mini restaurante, … y una granja militar integral de montaña.

Esta última, al decir no solo de Ariannis Reyes Medina, directora en funciones, se ha convertido en el alma de Minas, por los empleos que ofrece, su vínculo y apoyo constante a las actividades de la comunidad, y hasta por ese proyecto de lograr se monte allí un punto de venta de productos en divisas, para que la gente no tenga que ir con ese objetivo a la cabecera municipal.

Pero los pobladores de esos sitios tienen más aspiraciones, entre las cuales cuentan algunos simples como lograr guantes y pelotas para los tres cuadros de béisbol del Consejo.

Otros anhelos se refieren al incremento de los viajes del superkamaz (con dos viajes a Minas y uno a Alto de Mompié todos los viernes), a la reparación de los viales dañados por tanto tiempo de explotación, y sobre todo a la reactivación de los servicios del policlínico de Minas, eliminados con el reordenamiento del sector de la Salud, lo que ha hecho que los pobladores ahora deban gestionárselos a muchos kilómetros de allí.

No obstante, asegura Rosa Estrada, “la gente acá es feliz por cuanto la Revolución les ha dado; las limitaciones de recursos limitan la gestión de Gobierno, pero lo más importante es atender a la población en cualquier momento, intercambiar con los electores, y sentir sus problemas y alegrías como propias”.

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