El pobre desempeño de los Potros de Granma en la recién iniciada VI Serie nacional de béisbol Sub 23, ya crea incertidumbre entre sus seguidores, mientras el fantasma de la pronta eliminación comienza a rondar.

Al menos, esa fue la impresión que dejaron en sus primeras ocho presentaciones, en las que consiguieron solo tres victorias y no aprovecharon su condición de locales.

Sin embargo, lo más preocupante recae en el endeble quehacer de su cuerpo lanzadores, que llegó al campeonato con las mejores credenciales del equipo. Ni abridores ni relevistas han respondido, exceptuando algunas demostraciones aisladas.

Los números hablan por sí solos. Ahí está el 315 de average ofensivo de los contrarios, el segundo más malo del torneo, aunque es el staff que más indiscutibles permite, con 91.

Y si el bateo de la tropa que comanda Leonardo Soto exhibe 280 de promedio colectivo, unas centésimas por encima de la media del certamen (277), tampoco ha brillado.

De hecho, el timonel se vio obligado a realizar cambios en la alineación ante la improductividad de algunos jugadores, como el camarero David Tamayo y el torpedero Miguel González, con anémicos performances de 120 (25-3) y 143 (28-4), respectivamente.

De la defensa no hay mucho que decir, casi todos los conjuntos muestran guarismos deprimentes, para confirmar las lagunas con las que llegan muchos atletas a esta categoría y que, en ocasiones, arrastran al primer nivel de la pelota cubana.

Los Potros, a partir de este martes, chocarán en Santiago de Cuba con la selección local. Ojalá puedan enrumbar el trote por predios santiagueros, porque en un calendario tan corto, apenas queda tiempo para la recuperación.