Durante mucho tiempo celebramos la realización del primer trabajo voluntario masivo en Cuba, liderado por Ernesto Che Guevara, el 23 de noviembre de cada año.
Era usual recordar que en esa jornada de 1959 el Guerrillero Heroico arribó en una vieja avioneta a El Caney de Las Mercedes (actual territorio de Bartolomé Masó) para impulsar, junto a miles de trabajadores y campesinos, la construcción de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, primera obra educacional de la Revolución, destinada a 20 mil niños de la Sierra Maestra.
Incluso, una tarja ubicada en ese sitio, señala que el acontecimiento tuvo lugar el 23 de noviembre del referido año.
Sin embargo, desde dos décadas comenzamos a darnos cuenta de algo irrefutable: el 23 de noviembre de 1959 está marcado como lunes en el calendario. De modo que, si era un “trabajo voluntario”, la gigantesca movilización encabezada por el legendario Comandante no pudo haber sido en esa fecha.
El entonces dirigente del Partido Socialista Popular Walfrido La O Estrada, quien participó en ese acontecimiento, expuso a este redactor a principios de este siglo que “en realidad fue el 22, porque todos los que estuvimos allí nos acordamos que fue domingo”.
Estrada estuvo entre los líderes de ese trabajo voluntario porque convocó a los celebres “tirapiedras” de Manzanillo (trabajadores del calzado), que sumaron cientos ese día, aunque también acudieron campesinos y obreros de otros gremios, hasta sobrepasar la cifra de dos mil participantes.
La O, ya falleció, apuntó que la esencia de esa modalidad era generar conciencia, dar el extra un día no laborable, un “domingo rojo” para ir ayudando a formar el hombre nuevo, del que tanto habló el Che.
Otro de los asistentes, el periodista manzanillero Ramón Sánchez Parra, nunca olvida que el masivo trabajo voluntario “se produjo un domingo, que se convirtió en fiesta para nuestra ciudad porque salimos en decenas de camiones desde el parque Bertot”.
En el año 2004, al escribir sobre la efeméride, señalé: “Durante mucho tiempo se conmemoró la fecha del primer trabajo voluntario el 23 de noviembre; sin embargo, varios participantes y el propio Walfrido (La O Estrada) rectifican que el suceso acaeció el 22 del propio mes. El error se debe a que algunos periódicos de la época al relatar el acontecimiento lo ubicaron el 23 de noviembre”.
La enciclopedia cubana Ecured y los principales sitios de efemérides ya lo han situado, correctamente, el 22 de noviembre.
Pese a esas “rectificaciones”, todavía hoy algunos –por desconocimiento o por no haber mirado el almanaque- siguen apuntando al 23 de noviembre.
Esa ojeada al calendario también nos arrancaría otro mito: no fue el tercer domingo de ese mes, sino el cuarto. En varias publicaciones (incluida alguna de este periodista) se afirmó eso y valdría la pena enmendarlo.
De cualquier forma, lo más trascendental es que a partir de ese 22 de noviembre nació una hermosa manera de trabajo, visto sin ánimo de lucro, como esfuerzo consciente y motivador.
Quienes acompañaron al Che en tal propósito no olvidan que se contagiaron con su ejemplo porque “nunca dejó de acudir a las labores más duras y varias veces lo vi terminar usando sus medicinas contra el asma”, como asegura Sánchez Parra, quien por cierto, es el autor de la única fotografía publicada hasta el momento, que refleja aquella jornada.
Repitamos hoy la frase inmortal del Guerrillero Heroico cuando, sorprendido, bien temprano en la mañana, dialogó con aquellas mujeres de Manzanillo y de otros sitios que habían ido a ayudar al Ejército Rebelde a construir la colosal escuela: “¡Pues ándele, che, al trabajo!”.