“ME SIENTO LÍDER, NO JEFA”
Vivos en su memoria aún permanecen los recuerdos de aquellas jornadas iniciales, cuando realizaba captaciones para la práctica del ajedrez, en una escuela primaria del reparto Latinoamericano, en Bayamo.
Había quedado convencida de que su vida estaría ligada al deporte, pero Erlani Basulto Feijoó no imaginó que en poco tiempo dejaría a un lado la planificación de clases o el entrenamiento deportivo, para asumir otra misión, sin dudas, más exigente.
“Nada que ver con la dirección, ni con el dominio sobre los convenios de trabajo o la constante superación personal y profesional”, advierte la joven bayamesa, que hace tres años dirige el Combinado deportivo (CD) Jesús Menéndez.
Tal vez, el tránsito por la Escuela militar Camilo Cienfuegos le ayudó a forjar su carácter, y así encarar una tarea que suele disfrutar, “aunque me siento líder, no jefa, eso ha facilitado mi trabajo. Lo más importante es llegarle a mis 187 trabajadores”, expone con seguridad.
En medio de su mandato, apareció uno de los desafíos más difíciles en su corta carrera profesional, robándole horas de sueño y descanso: la remodelación capital del CD.
Esa tarea -en varias etapas- convirtió al Jesús Menéndez en referencia provincial en materia inversionista. Las labores iniciaron en el edificio, la fachada y los dos albergues, “la idea era hospedar a los niños que venían de Barranca, Mabay y de otras comunidades”, acota.
La segunda parte incluyó el terreno del beisbolito y de la aledaña cancha de fútbol, con su cerca perimetral, “de ahí se sacaron camiones de piedra”, descubre.
Por supuesto, habla con tremendo orgullo de la jaula de bateo para los practicantes de béisbol, “que permite mejorar las capacidades en las categorías de iniciación, la primera de su tipo en el país”, afirma.
“EN LA PELOTA, SIEMPRE LE VOY A GRANMA”
Aunque sus resultados en la alta competencia fueron en representación de Villa Clara, Juan Miguel González Santana se siente tan granmense como cualquiera de los que habitan en esta región del archipiélago.
“Vine en 1980 y no me he ido más. Aquí hice una familia”, asegura el medallista de plata en los Juegos Panamericanos Cali 1971, cuando integró la tripulación del cuatro sin timonel.
Quizás, el miembro del equipo nacional (1967-1972) abandonó las pistas más temprano de lo esperado, “venían muchachos nuevos y debía retirarme”, recuerda. Aún así, jamás pretendió apartarse definitivamente; de hecho, se desempeñó como entrenador en la Eide Pedro Batista Fonseca.
González Santana, además, agradece que el Inder se acuerde de él, “fueron muchos años de atleta y compartir con algunos compañeros me hace bien”.
Él siempre está donde se practica deporte y, cuando se habla de pelota, no duda en afirmar, “siempre le voy a Granma”.
EL SUEÑO DE MANUEL JOAQUÍN
Nunca llegó al alto rendimiento, ni mucho menos coqueteó con preselecciones nacionales de balonmano y voleibol, disciplinas que practicó. Pero, algo sí tenía muy claro Manuel Joaquín Pérez Tamayo, seguir vinculado al deporte y a la recreación.
En el activismo voluntario encontró la manera de alimentar esa pasión, que siempre lo acompañó. Por eso y sin titubear, aceptó la propuesta del profesor Luis Enrique Valera, que signó un antes y un después en su vida.
“Eso me dio la posibilidad de matricular en el Curso para profesores emergentes de Educación Física, era mi sueño, me gradué en el 2003 como técnico de nivel medio y luego empecé en la Universidad”, relata.
“La recreación fue el medio perfecto que se encontró en el deporte, da motivo y placer atender a todo el mundo”, precisa el jefe de cátedra en el CD Siboney, de la capital granmense.
Pérez Tamayo exhibe innumerables logros en su extenso palmarés como entrenador: par de títulos nacionales en Recreación y Naturaleza (2005 y 2006), además de cuatro medallas en los Juegos comunitarios (una de oro, otra de plata y dos de bronce), también a ese nivel.
Aunque Manuel Joaquín afirma que es el más feliz del mundo con su trabajo, “me queda la insatisfacción de no ser campeón nacional en el programa A Jugar”.