Los esfuerzos por disminuir, en el 2016, el déficit presupuestario estarán liderados en la suroriental provincia de Granma, por los sus municipios con mayor peso económico: Bayamo, capital provincial, y Manzanillo.
A los anteriores se unirá también Jiguaní, los tres enfrascados en mantener los resultados superavitarios, alcanzados el pasado año.
Aunque las 10 restantes localidades del territorio no proyectan superávit (ingresos superiores a los gastos), sí tienen el compromiso de reducción al máximo sus niveles de déficit, a partir de conseguir mayor eficiencia en todos sus procesos fabriles y de servicios, y un elevado apego al ahorro y optimización de todo tipo de recursos.
En general la provincia pronostica un déficit presupuestario para el año, en el orden de los 87.3 millones de pesos. Esa cifra, favorablemente, representa una disminución de más de 131 millones con respecto al 2015.
Tributan a tal disminución, un recorte en los gastos de la actividad presupuestada, con 72 millones de pesos menos que en el año precedente, y un posible incremento de los ingresos cedidos.
Cuanto se disminuya en el déficit, dependerá de una elevada capacidad de identificación de las reservas existentes en cada entidad, tanto en los aportes como en el uso y destino de los recursos asociados a un mayor control en la administración financiera, en el proceso de desagregación y liquidación del presupuesto.
Las estructuras de gobierno cada nivel, han sido convocadas a desempeñar un papel fundamental en la elaboración y seguimiento de los programas de potencialización de los ingresos, teniendo como premisa, además, la participación activa de las entidades que define en la producción de bienes y servicios, con independencia del nivel de subordinación.
Factores claves en esos propósitos son, por supuesto, los colectivos laborales, cuya participación en la ejecución de los planes puede y debe ser más protagónica.