Aunque fueron escritas hace mucho tiempo, aún cautivan las trágicas historias de Romeo y Julieta y Edmundo Dantes (El conde de Montecristo), escritas en 1597 y 1844, por William Shakespeare y Alejandro Dumas.
También cautivan a los fumadores más exigentes, los puros Habanos que llevan los nombres de esos personajes.
Fue al español emigrado a Cuba, José Fernández Rodríguez, a quien se le ocurrió ponerle a los tabacos hechos en su fábrica en La Habana, en 1875, el nombre de los llamados eternos amantes de Verona, y por si fuera poco, abrió una tienda para expenderlos en el hotel Capulet, de dicha ciudad.
En tanto, la marca Montecristo se origina en 1935 en la fábrica de H.Upmann, en La Habana, cuyo lector leía la obra de Dumas a sus torcedores y fue tanta su aceptación, que se decidió dar el nombre del protagonista de la novela al producto allí elaborado.
Dice el sitio oficial Habanos s.a, que esa “es la más famosa y quizás la más apreciada de todas las marcas de Habanos. Se podría considerar que Montecristo es la referencia por la que se mide a todos los demás”.
PARA CUBA Y EL MUNDO, HECHOS EN JIGUANÍ
Puros de las marcas mencionadas y otras igualmente reconocidas a nivel internacional, como José L. Piedra, Partagás, Cohiba(*) y Hoyo de Monterrey, son elaborados, con destino a la exportación, por laboriosas y expertas manos de las 139 mujeres y 36 hombres que laboran en la fábrica Bernarda Toro Pelegrín, en Jiguaní, provincia de Granma.
El local de fabricación es amplio y quienes entran a él por vez primera, sienten al principio un olor fuerte y agradable, al que pronto se acostumbran, mientras las torcedoras y torcedores lo saludan haciendo chocar sus afiladas chavetas contra la madera de las mesas de trabajo.
Para este año 2019, el plan de producción de la fábrica es de un millón 900 mil unidades, los resultados hasta el momento permiten pronosticar que lo sobrecumplirá, asegura Lisbeth Katiuska Fajardo Rodríguez, directora.
Añade Lisbeth que la materia prima utilizada procede de Pinar del Río, donde se encuentran las mejores vegas de tabaco de todo el mundo.
A las cualidades de las hojas se añade, subraya, la permanente exigencia por la calidad de los tabacos y su riguroso control.
Toda la producción de la Bernarda Toro Pelegrín es comercializada por Habanos s.a.
CONTROL DE CALIDAD
Ante sí Teresa Góngora Leyva, técnica de calidad, tiene varias cajas de tabacos, a los que mide largo, grueso, dureza, trazo, estirado de la capa y otros indicadores de calidad.
Además, integrantes de una comisión de catadores, toman al azar tres puros de diferentes torcedores para validar aspectos relacionados con el sabor, olor y combustibilidad.
TRADICIÓN Y CONTINUIDAD
En Cuba hay una larga y sólida tradición de fabricación de tabaco torcido a mano, a la que se sumaron en 1998 los trabajadores de la antigua fábrica Juan Pérez Olivera y del taller textil Bernarda Toro Pelegrín, al convertir a este último centro en productor de puros para la exportación.
A los tabaqueros experimentados se han sumado jóvenes que asumen el oficio con amor, como Fidel Yunier Uría Fernández, operario agroindustrial, quien declara: “llevo 17 años aquí, me gusta lo que hago y considero que tengo bastante experiencia en la elaboración de tabaco torcido y devengo un salario decoroso”.
Una docena de alumnos ahora matriculados en un curso de torcedores, se les sumarán en algún momento posterior para garantizar la continuidad de esa tradición y que Romeo y Julieta, Montecristo, Hoyo de Monterrey, Cohiba… hechos a mano en Jiguaní, satisfagan a los fumadores más exigentes de todo el mundo.
(*)Cohiba es la marca de mayor prestigio en el mundo del tabaco. Fue creada en 1966 y durante muchos años estuvo destinada únicamente para regalo a las personalidades de gobierno, nacionales y extranjeras, y por supuesto para el presidente Fidel Castro. Se fabrica desde entonces en la prestigiosa fábrica El Laguito, en La Habana. Fuente: sitio oficial Habanos s.a.