La propuesta, memorable, del municipio de Yara al área de las tradiciones de la edición XXII de la Fiesta de la Cubanía es el espectáculo denominado Desde mis raíces.
Está compuesta por música tradicional cubana, danza, teatro artes plásticas, canto, música y exposiciones artesanales, vinculados a las tradiciones locales más arraigadas de ese municipio.
Entre ellas la alusión artística a La luz de Yara como leyenda y tradición mediante las artes visuales y como el boletín cultural homónimo, mayoritariamente literario.
En la música resalta el proyecto infantil La fuente inagotable y la melcocha Alegres del Paraíso, grupo portador que ahora cumple 71 años de fundado en el barrio del mismo nombre, del consejo popular José Martí, estos intérpretes ejecutan la música tal como la escuchan, empíricamente.
También los yarenses trajerpn a la Fiesta de la Cubanía una representación de la Peña del Órgano, bailarines de avanzada edad que hicieron las delicias de los asistentes al área de tradiciones.
La melcocha impactó con el número El Jorocón como parte del mini concierto que ofreciera para los bayameses de conjunto con el órgano Cacique Hatuey..
Según la enciclopedia colaborativa Ecured La Melcocha, “es una tradición musical en el municipio Yara, que se desarrolla de generación en generación.
Los habitantes de la zona llamaban “Melcocha” a la música tocada con acordeón. La llamaban así porque al músico ejecutar alguna melodía con este instrumento, los movimientos de estirar y encoger de éste se asemejaban a los movimientos de cuando se amasaba la mezcla azucarada y pegajosa melcocha con la que se hacían los caramelos para algunas celebraciones.
(…) Debido a la necesidad de una diversión menos costosa que la música de órgano y más fácil de transportar, estos campesinos comienzan a formar pequeños grupos musicales con sus hermanos, primos, hijos y es en este momento cuando comienza a hacerse populares en las zonas más rurales de Yara las “Melcochas”.
Es válido destacar que ninguno de estos músicos tenía formación musical, por lo que eran músicos empíricos y de oídos. Tocaban en guateques, cumpleaños, fiestas familiares, siempre después del trabajo en el campo, por lo que con ellos se podía llevar a cabo la recreación con menos recursos.
Las Melcochas eran formas peculiares porque no se correspondían con ninguno de los formatos establecidos, sextetos, orquestas, charangas, etc. Dependiendo de la voluntad de incorporación de los músicos y aprovechando los instrumentos con que contaban. Eran un formato acústico, integrado por cinco, seis o siete músicos, donde eran empleados instrumentos pertenecientes al género del son.
“La transmisión de esta música a otras generaciones va a estar acompañada de algunos cambios que no van a influir considerablemente en la autenticidad de interpretación de esa música tradicional que aún en nuestros días es del gusto, motivación e interés de estas zonas rurales.”