El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, defendió hoy sus controvertidas medidas para asumir las riendas de Cataluña, una decisión inédita en casi cuatro décadas de democracia que busca frenar el desafío secesionista en esa región.
‘En mi opinión no hay alternativa, lo único que se puede hacer en una situación como esta es acudir a la ley y hacer cumplir la ley’, subrayó Rajoy ante el pleno del Senado que deberá refrendar la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
La Cámara alta de las Cortes Generales (parlamento bicameral) debatirá y votará este viernes las acciones acordadas por el gubernamental Palacio de La Moncloa para tomar el control de esa comunidad autónoma, en virtud de esa cláusula de la carta magna.
Ese precepto constitucional, nunca antes utilizado desde la aprobación de la Constitución de 1978, permite al mandatario intervenir las competencias de una de las 17 regiones de este país europeo para obligarla al ‘cumplimiento forzoso’ de la legalidad.
Durante su discurso ante el Senado, el jefe del Ejecutivo opinó que el 155 es ‘un mecanismo legal y democrático aprobado por los españoles y similar a los que existe en otros países europeos’, y responsabilizó de su activación a su par catalán, Carles Puigdemont.
En esa línea, arremetió contra el proceso soberanista liderado por el presidente autonómico, que en los últimos dos meses derivó en un referéndum de autodeterminación, suspendido por la justicia española, y en la amenaza de una declaración unilateral de independencia.
Recordó que la administración central dio dos oportunidades al dirigente nacionalista para que concretara si había proclamado o no la secesión, en una confusa sesión en el parlamento catalán el pasado 10 de octubre.
Pero Puigdemont no quiso responder a ese requerimiento y fue él quien eligió que el mecanismo para activar el 155 siguiera adelante, remarcó.
Según su criterio, ningún gobierno democrático hubiera podido permanecer ‘impertérrito, como si no hubiera pasado nada’, frente a esa falta de concreción.
Rajoy advirtió que una Cataluña independiente nunca tendrá el apoyo de la Unión Europea, porque ese extremo -a su juicio- va en contra de los principios y valores que son el fundamento del llamado viejo continente.
Criticado por numerosos partidos por su inmovilismo ante el grave conflicto territorial, el gobernante conservador imputó a Puigdemont la ausencia de un diálogo para zanjar lo que muchos consideran la peor crisis institucional de los últimos 40 años en España.
Para el también presidente del derechista Partido Popular (PP), lo único bueno del proceso catalán es ‘si acaso, que ha servido para desenmascarar las mentiras y a quien las ha puesto en circulación’.
De esa manera, minimizó el creciente sentimiento separatista en ese próspero territorio de 7,5 millones de habitantes, en el que, de acuerdo con diversos sondeos, más de un 70 por ciento de los ciudadanos favorece la celebración de un referéndum sobre el derecho a decidir.
Entre las duras medidas que Rajoy espera aplicar en Cataluña con el visto bueno del Senado -donde el PP tiene mayoría absoluta- está la destitución de Puigdemont y de todos sus consejeros (ministros).
De ser ratificado por la Cámara alta, la aplicación del 155 incluirá también la limitación de las funciones del parlamento catalán, así como el control de las finanzas de la región, de su policía y de los medios de comunicación públicos.