Aunque han transcurrido ya más de seis décadas de aquella mañana gloriosa del 26 de julio de 1953, en Bayamo, el combatiente Ramiro Sánchez Domínguez aún mantiene frescos en su memoria los sucesos de aquel amanecer convulso cuando protagonizara junto a un puñado de jóvenes el asalto al cuartel Carlos Manuel de Céspedes.
En uno de sus regresos a la Ciudad Monumento Nacional, sitio donde dejó de ser niño para convertirse en un revolucionario convencido y en un digno miembro de la histórica generación del centenario liderada por Fidel, Ramiro compartió con esta reportera recuerdos que son insoslayables para comprender algunas de las esencias de la nación cubana.
“Unos días antes del asalto, el 6 de julio de 1953 cumplí 21 años. En ese momento era contador en la compañía IndependElectricperorenuncié a mi trabajo allí y le dije a mis padres que me iba a trabajar a unos hoteles que estaban por abrirse en Varadero, cuando en realidad lo que iba era a prepararme para lo que le llamábamos la hora cero”.
¿Cómo se vinculó entonces usted de manera directa con las acciones del 26?
“Primero supe de las ideas de Fidel y de que preparaba algo serio mediante mis compañeros y como yo no estaba de acuerdo con la dictadura batistiana y todos los males que se vivían en nuestro país terminé sumándome a aquel grupo de más de mil jóvenes.
“Por eso mi dicha fue muy grande cuando resulté escogido para la acción. Recuerdo que Fidel me citó en la casa de Orlando Castro, otro de los participantes, y allí me preguntó si yo estaba dispuesto a traer unas armas para acá, dije que sí y en la noche del 24 de julio salí para Bayamo en tren custodiando tres maletas con armas de las que nunca me desprendí en todo el viaje.Pesaban un mundo, pero yo estaba bien fuertecito en esa época.
¿No sintió miedo de ser descubierto por la guardia rural con aquel equipaje tan peligroso?
“Nosotros habíamos hecho un compromiso de que a la hora que fuera y donde fuera estábamos dispuestos a dar nuestras vidas por la Patria. No tuve miedo”.
¿Cómo vivió Ramiro los preparativos de la noche previa al asalto?
“Hasta esa noche antes del 26 yo pensaba que nuestra misión era ajusticiar a Batistaen Varadero; pero luego se dio la orden de venir a Bayamo y no pregunté, aunque seguí pensando que el ajusticiamiento sería entonces aquí.
Sucede que el plan fue bien secreto hasta el último minuto, tanto fue así que cuando venía para acá en el trencreía que del grupo solo éramos Rolando y yo, pero en algún momento del viaje vi a Raúl Castro y solo después del triunfo de la Revolución fue que supe que en el mismo tren viajaban ademásHaydée, Melba y otros compañeros.
“Esa noche me pusieron de posta en una puertecita en la parte de atrás de lugar donde nos estábamos preparando con la orden de que no podía entrar ni salir nadie, por eso no vi a Fidel cuando estuvo allí. Después me enteré que el plan había cambiado, porque inicialmente teníamos una persona que nos iba a llevar por la parte delantera del cuartel pero como no llegó se decidió que el ataque sería por detrás.
Casi al amanecer salimos para allá y cuando llegamos hasta una cerca que delimitaba con el cuartel tropezamos con unas latas que nos denunciaron al pisarlas en la oscuridad, y si no hubiera sido por esa cerca, las latas y las pocas balas que llevábamos, hubiéramos tomado el cuartel de Bayamo.
¿Fue ese su bautizo de fuego?
“Desde muy jovencito me gustaba la cacería y la practicaba, pero eran cosas de deporte. Mi bautizo de fuego fue aquí en Bayamo por la Patria”.
A más de seis décadas de aquel heroico suceso, qué detalles considera que no deben dejar de conocer los bayameses, los granmenses, los cubanos todos
“El amor del pueblo bayamés a todos los compañeros que lograron salvar sus vidas. Yo creo que el caso de Mario, que murió en un ómnibus fue porque no tocó en la casa de un bayamés. Nosotros llegamos a fincas donde mataron hasta puercos al vernos y preguntarnos: ¿ustedes son los del asalto? , nuestras vidas dependen de ese amor y esa solidaridad que recibimos en Bayamo.
Entonces puedo afirmar que aunque es habanero usted tiene un pedacito de su corazón aquí en Bayamo
“Para La Habana tengo un pedacito de mi corazón, el resto es de Granma”.