El recuerdo imborrable de Pedro García Lupiáñez (+ audio)

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Por Yelandi Milanés Guardia | 3 septiembre, 2020 |
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FOTO Luis Carlos Palacios

Pocas veces he tenido el privilegio de escuchar hablar tanto y tan bien de una persona. Será porque no siempre se tiene la dicha de oír las anécdotas y las referencias de un hombre cabal e íntegro, como lo fue Pedro García Lupiáñez, quien nos dejó un inmenso vacío al fallecer en las primeras horas de la madrugada de este miércoles, a los 85 años de edad.

Nacido en tierra santiaguera el 25 de mayo de 1935, fue una  persona que el destino le concedió dos patrias chicas, pues cuando en la década del 70 asomó su rostro por la región de Bayamo, comenzaría a tejerse un lindo romance entre este terruño y el inspirador de estas líneas.

Encargado de impulsar el desarrollo constructivo de lo que sería años después el territorio granmense, fue escalando a fuerza de talento y humildad diferentes peldaños hasta asumir en el año 1976 la presidencia de la Asamblea provincial del Poder Popular, en la recién constituida provincia de Granma.

Los 14 años al frente del Gobierno constituyeron una oportunidad para encabezar no solo parte del progreso granmense, sino para conocer cada sitio de esta tierra y sembrar amor y cariño en este pueblo que lo quiere como un hijo más.

Por eso no faltó la presencia de sus otros “coterráneos” en su último adiós, porque no solo era un compromiso sino una deuda de gratitud que debía saldarse con nuestra presencia y el florido tributo a nombre del pueblo de Granma.

En la funeraria de su urbe natal se unieron santiagueros y granmenses no solo para lamentar la pérdida de un hombre extraordinario, sino para conversar de su larga y enriquecedora trayectoria que comenzó en el levantamiento del 30 de noviembre de 1956 en la ciudad Héroe, y que prosiguió con cargos en diferentes sectores entre los que destacan los deportes, la construcción, el Ministerio del Interior, Las Fuerzas Armadas Revolucionarias y la colaboración internacionalista.

Su vida fue tan prolífica que pueden quedarse en el tintero otras historias y facetas no esbozadas, pues sus 24 medallas y distinciones dicen mucho de su consagración a la Revolución y a sus semejantes, pues como hombre cabal que era, nada humano le fue ajeno.

Me alegra saber que fue un amante de la pelota y que hizo mucho por contribuir a su desarrollo, tanto que el equipo de Béisbol de Santiago de Cuba también fue a rendirle homenaje. Pero quizás lo que más admiro es que fue alfabetizador y que parece que su formación pedagógica lo convirtió en un maestro de varias personas, pues muchos de los que lo conocieron testimoniaron que a su lado se aprendía y que sabía trasmitir los conocimientos de una manera sencilla y sabia.

En un intercambio íntimo Arnaldo Cuzcó Verdecia, presidente de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana en el municipio Santiago de Cuba, refirió que García Lupiáñez fue muy trabajador, humano, perseverante, afable, amante de tradiciones culturales como los carnavales y revolucionario a toda prueba.

Para glorias del Béisbol cubano como Orestes Kindelán Olivares, fue como un padre y un hombre con palabras mayúsculas, quien reunía en si las mejores cualidades del ser humano.

Al sellar su tumba en el panteón de los veteranos de las luchas por la independencia, en el cementerio Santa Ifigenia, los que lo acompañamos a su última morada, sentimos que se cerraba una lápida -para por contraste- abrirse nuestro corazón para albergar por siempre el recuerdo imborrable de Pedro García Lupiáñez.

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  1. Se nos fue fisicamente “Mueca”, entrañable combatiente de todos los tiempos, pero anda y andará por rincones santiagueros y en el bregar de todos los días. Condolencias a sus familiares. Waldo