La empresa de Acueducto y Alcantarillado del montañoso municipio de Bartolomé Masó, junto a estructuras del gobierno municipal desde los barrios, implementan modestas labores de inversión y rehabilitación en zonas cuyos pobladores no disfrutaban de los beneficios del agua corriente en sus hogares.
Tal es el caso de Río Yara, a unos 10 kilómetros de la cabecera municipal, sitio en el que inicialmente se rehabilitaron 21 viviendas y según Yamilka Álvarez Tejeda, presidenta de ese consejo popular, esas acciones brindan solución parcial a los planteamientos de la población en las asambleas de rendición de cuentas del delegado ante sus electores y beneficiarán perspectivamente a más de cien hogares allí.
Ya esa veintena de viviendas inicial tiene la red hidráulica conectada hasta sus puertas, para lograrlo fue destacable el apoyo de los comunitarios a las obras ingenieras y de inserción de la propia red, “primó el espíritu de solidaridad y familiaridad”, aseveró Álvarez Tejeda .
En el barrio Antonio Maceo, conocido como reparto Micropresa, la situación era especialmente crítica, pues muchas casas dependían de unos pocos pozos, “ahora la recibimos en los hogares pero aún llega muy floja”, aseguraron varios vecinos, por lo que como perspectiva se introduce ampliar la capacidad de bombeo.
El hecho genera un impacto y estados de opinión mayoritariamente positivos, las autoridades masoenses trabajan para resolver las deficiencias en las comunidades alejadas del mayor centro urbano de Bartolomé Masó; la parte de Cabagán-Zarzal, cercana a la carretera hacia Yara, está necesitada de una inversión grande junto al poblado cabecera.
El servicio de agua potable allí depende en gran medida de una antigua red proveniente del central azucarero local y de pozos particulares en viviendas; pero la obsolencia de las tuberías originales obliga a constantes reparaciones menores y a otras de mayor envergadura.