A juzgar por los tres títulos del último quinquenio, ya comienza a hablarse de una dinastía de los Alazanes en los campeonatos cubanos de béisbol. Y no es para menos, así lo confirman los números.
Sin exhibir extraordinarios promedios de ganados y perdidos en etapas clasificatorias, a excepción del torneo recién concluido, cuando concluyeron igualados en la cima con Sancti Spíritus (48-27), se colocan terceros entre las 16 selecciones en ese acápite.
En el referido período, alcanzaron 191 victorias y 150 reveses, para un average de 560, solo inferior a los de Matanzas (620: 241-148) y Las Tunas (585:228-162), y por encima de Industriales (553: 215-174), Ciego de Ávila (535: 183-159) y Sancti Spíritus (532: 159-140).
Pero más allá de ese balance positivo en calendarios regulares, el conjunto muestra dígitos envidiables, cuando de jugar play off se trata. De hecho, se erige como el máximo ganador en fases decisivas, con 27 triunfos y 13 derrotas, determinante en las tres coronas.
Coincidentemente, Leñadores tuneros (21-17) y Cocodrilos matanceros (20-17), los otros campeones del lustro, también ostentan -al menos- 20 éxitos y escoltan a los alumnos de Carlos Martí Santos.
¿Podrán los Caballos conservar esa hegemonía en los próximos cinco años? El destino se encargará de responder, aunque el futuro de la pelota aquí parece promisorio.