Merecido homenaje rindieron varios bayameses, este viernes, al patriota Francisco Vicente Aguilera y Tamayo en la estatua que lo inmortaliza en el Retablo de los Héroes, al cumplirse el aniversario 196 de su natalicio.
En el acto de rememoración fue depositada una ofrenda floral, y se le dedicaron al ilustre hijo de la ciudad monumento emocionantes cantos patrióticos.
La conmemoración fue momento oportuno para recordar los principales aspectos de la vida del llamado por Martí Padre de la República.
En el recuento, el historiador de la ciudad Ludín Bernardo Fonseca García, expresó: “Aguilera es uno de los fundadores de la nación cubana y forma parte por su sacrificio, altruismo, honradez y radical pensamiento independentista, del pensamiento político y revolucionario contemporáneo, y como tal debe ser honrado”.
Tras la actividad, se procedió a la disertación de la escritora Juventina Soler Palomino sobre Historia y creación literaria en la Casa de la Nacionalidad Cubana (CNC).
En el resto del día serán expuestas las 27 ponencias que participan en la XV edición del evento científico Nada tengo mientras no tenga Patria, el cual fue dividido en tres comisiones, las que tratan sobre Historia y pensamiento revolucionario, Historia en la pedagogía y personalidades históricas.
La jornada conmemorativa, auspiciada por la CNC inició el jueves en la noche con un conversatorio con el Coronel de la reserva César Hernández Lorente, quien fuera integrante de la Columna número ocho Ciro Redondo comandada por el Che.
Para hoy en la tarde está previsto el cierre del certamen y las premiaciones.
Francisco Vicente Aguilera y Tamayo nació el 23 de junio de 1821 en Bayamo, provincia de Oriente. Fue un abogado y político cubano que participó en la guerra de los 10 años.
De noble carácter, siempre rechazó los numerosos cargos públicos y empleos que le ofrecían las autoridades coloniales por su influencia y gran fortuna, las cuales puso al servicio de la independencia cubana. Entre los ofrecimientos estuvo el de regidor perpetuo del Ayuntamiento de Bayamo.
Se incorporó a las fuerzas insurrectas y alcanzó el grado de Mayor General. Ostentó el cargo de Secretario de Guerra y luego el de vicepresidente de la República en Armas.
A pesar de encabezar el movimiento insurreccional en Bayamo, no disputó -como otros querían- el liderazgo con Céspedes después del alzamiento del 10 de octubre, mas si lo secundó porque para él la empresa libertaria estaba por encima de jerarquías y posiciones de poder.
Muere el 22 de febrero de 1877, en su casa humilde de la ciudad de Nueva York, a causa de un cáncer de laringe.
De esa forma se apagó la vida del ilustre Patriarca al cual Martí acertadamente llamó: “El millonario heroico, el caballero intachable, el padre de la república”.