Las Coloradas, en Niquero, volverá a llenarse de rostros jóvenes cuando hoy se rememore el desembarco de los expedicionarios del yate Granma, acaecido el 2 de diciembre de 1956.
La fecha histórica será recordada con el desembarco simbólico, protagonizado por noveles, y un acto político.
A pesar de las jornadas luctuosas que vive Cuba por el deceso de Fidel, la dirección del país decidió mantener la mencionada conmemoración, teniendo en cuenta la significación de la gesta en la historia nacional y, particularmente, en la trayectoria del Comandante en Jefe.
El acto en Las Coloradas tiene como objetivo mostrar el patriotismo del pueblo granmense y su compromiso con el legado del líder histórico de la Revolución Cubana.
Desde el 30 de noviembre un grupo de 60 jóvenes granmenses, representantes de diferentes sectores de la sociedad, intervienen en la ruta 60 Aniversario del Desembarco del yate Granma.
Los participantes en la travesía fueron abanderados el miércoles último, en La Rinconada, municipio Jiguaní, y luego se enrumbaron hacia Niquero.
En su trayecto los imberbes visitaron importantes lugares históricos de la provincia, en los cuales sobresale la Casa Natal de la medialunera Celia Sánhez Manduley, destacada combatiente y ayudante personal de Fidel; y Cinco Palmas, sitio donde se reencontraron el líder rebelde y su hermano Raúl tras el funesto combate y dispersión de Alegría de Pío.
Al acto de Las Coloradas también asisten 240 jóvenes procedentes de Las Tunas, Holguín, Guantánamo y Santiago de Cuba, quienes participaron junto a otros mozalbetes en la acampada y vigilia que aconteció anoche en homenaje al Comandante eterno.
Momentos antes del acto varios noveles saldrán desde Cabo Cruz y arribarán a Los Cayuelos, a dos kilómetros de Las Coloradas, para rememorar el desembarco.
El histórico lugar ha recibido una remodelación capital que ha incrementado la belleza y el confort del sitio, donde se recordará el sexagésimo aniversario de la epopeya del Granma.
El 25 de noviembre de 1956, bajo lluvia y con las luces apagadas, el yate Granma zarpó desde Tuxpan, México, hacia Cuba, con un grupo de 82 expedicionarios dispuestos a hacer libre a su patria o morir en el intento.
Las inclemencias del tiempo hicieron difícil la travesía, a lo cual se unió la inexperiencia de los navegantes, quienes se marearon y fueron afectados por el oleaje.
El retraso en el arribo a la Isla impidió que se lograra la simultaneidad del alzamiento del 30 de noviembre -en Santiago de Cuba- con el desembarco, cuyo objetivo era distraer las fuerzas de la dictadura y facilitar la llegada de los expedicionarios.
En una punta de mangle nombrada Los Cayuelos, a dos kilómetros de la playa Las Coloradas, encalló el Granma, lo cual obligó a adelantar el desembarco. Eran las primeras horas del 2 de diciembre de 1956.
Los expedicionarios se introdujeron en la ciénaga, de la cual salieron tras varias horas de avance hacia tierra firme.
Lo que jamás imaginó el grupo de combatientes, liderado por Fidel, era que su barco no solo enfilaría el rumbo hacia Cuba, sino hacia la inmortalidad.