Con esa precisión, Ariel Fonseca Quesada, secretario de la Asamblea Provincial del Poder Popular en Granma, sintetizó esta semana la esencia del corriente primer proceso de rendición de cuenta de los delegados de circunscripciones del Poder Popular ante sus electores, correspondiente al XVII período de mandato de las asambleas municipales del órgano.
Y es que, si partimos de que la citada estructura de base, es el eslabón principal del Gobierno, no pueden en modo alguno constreñirse los momentos en que los representantes del pueblo dan cuenta de su gestión, a la formulación de planteamientos, y menos de índole personal, pues para esos últimos casos están dispuestos también los despachos periódicos.
¿Qué persigue esta asamblea, desde una perspectiva más dinámica y conveniente? Fonseca Quesada reitera sus cinco momentos: Primero, la presentación de una información de interés, concreta y atractiva de hechos relevantes de Cuba, del mundo, del territorio, del municipio y de la comunidad.
Lo segundo la presentación de un amplio informe del delegado, el cual no solo traslada planteamientos, sino acciona como miembro de una comisión permanente de trabajo de la asamblea, y de un Consejo Popular, coordina un grupo comunitario con una labor de gran alcance en el barrio, y otras tareas que le son inherentes como representante del pueblo.
Un tercer momento está dispuesto para el intercambio, en el cual se formulan inquietudes, o más bien se debaten asuntos, problemáticas que requieren de un análisis colectivo, que hurgue en las causas, en las posibilidades de solución, y se registren como planteamientos cuando objetivamente pueden ser viabilizados por los organismos administrativos.
Luego debe trascender la no menos importante, sino más bien ineludible estimulación, no solo al combatiente y al donante de sangre que bien lo merecen, sino al joven aplicado en sus estudios y en el trabajo, y a todo aquel que es ejemplo en los tantos empeños que te tenemos que asumir.
Finalmente, el resumen, donde se dejen bien claro, los planteamientos, las comisiones que se crearon las indisciplinas sociales discutidas…
Y, como bien recalca Fonseca Quesada, no se puede cerrar la rendición de cuenta, si no se convoca a la participación ciudadana, consciente, en fin, que la asamblea constituya una movilización, un encuentro de intercambio, donde todos participen, propongan y se comprometan cada vez con esa experiencia inigualable que es el gobierno el pueblo desde cada comunidad, desde cada rincón cubano, cercano o distante.