Los 110 pioneros y 30 trabajadores de la escuela primaria César Martí Romero de Campechuela, tienen sobradas razones para estar de fiesta en este nuevo curso escolar, pues lo que era antes un viejo y deteriorado centro, hoy es una atractiva y hermosa institución educacional.
Las filtraciones, paredes agrietadas, carpintería defectuosa, las aberturas del piso y otros problemas constructivos conllevaron a una reparación capital con un costo de 63 mil pesos, en la cual intervinieron constructores del territorio, maestros y habitantes de La Marina, comunidad donde está enclavada la escuela.
Gracias a las declaraciones de la directora Ileana Sosa Beritán, conocimos sobre el pasado y el presente de este colegio: “Las condiciones materiales eran muy malas y solo contábamos con cuatro aulas. Además de las dificultades mencionadas anteriormente no teníamos cerca perimetral y cuando llovía no podíamos realizar matutinos en el patio porque se llenaba de agua y fango.
“Afortunadamente hoy está completamente nueva y cuenta con todo el mobiliario escolar, siete televisores de pantalla plana, ocho aulas y una biblioteca y laboratorio de computación ampliados.
“También se trabajó en el techo, en la construcción de aceras, baños y en la ejecución de una plaza para desarrollar los actos políticos y culturales”.
Sobre el impacto de la restauración en los educandos, nos habló el alumno de quinto grado Brian García Batista: “Todos los pioneros encontramos lindo el centro. Ahora tenemos más espacio y responsabilidad porque debemos cuidarlo y mantenerlo, pues sé del esfuerzo realizado para repararlo. Solo nos resta estudiar mucho”.
Mas este plantel no solo muestra renovada imagen constructiva, sino noveles rostros de educadores, entre los que se encuentran Lesyani Paneque Díaz, recién graduada en la escuela pedagógica Rubén Bravo Álvarez de Bayamo.
Al interrogarla sobre sus expectativas como formadora expresó: “Espero reine en mi aula la disciplina y que mis alumnos aprendan lo que sé y quiero trasmitirles. Les impartiré varias asignaturas y me esforzaré y autoprepararé para despejar todas sus dudas.
“Mis compañeros me han ayudado mucho porque aunque tengamos algunos conocimientos y herramientas, es muy distinto estar frente al aula y educar directamente a los niños”.
En las postrimerías de nuestra conversación, Paneque Díaz expresó un principio que debe constituir una brújula para esta y otras instituciones educacionales: “Quiero que con mis clases los estudiantes crezcan en valores y como personas de bien”.
Qué bueno, cuánto me alegro por todos los niños de la Marina. Realmente lo nesecitaban mucho, ahora sí parece una escuela.
Cuanto me alegro por los alumnos que van empezar el curso escolar este año ya que secuela estaba deprimente y en malas condiciones yo fui un estudiante de ahí Y puedo decir orgulloso que también soy de la Marina aunque uno está en estados unidos New York Siempre recuerda su pueblo gracias a la gente que hizo posible la restauración de esa escuela Ahora entre todos toque un puertas para ver si se abren y así arreglan esa calle que dan pena