Al valorar los resultados y conocimientos de Luis Díaz Ferrales, hecho realidad en su finca El Coco, en la serranía de Cayayal, del municipio de Bartolomé Masó, se infiere la máxima de: “Si el hombre sirve, la tierra sirve”.
El productor cuenta con dos hectáreas, otorgadas en usufructo, las que diversifica y trabaja de forma sostenida con la conservación del suelo, práctica agroecológica, construcción de barreras, coberturas vivas y corrección de cárcavas.
Además, fomenta la plantación de la canabalia que le aporta nutrientes a la tierra con baja presencia de potasio y fósforo, y le aplica abonos orgánicos a partir de los desechos de cosechas, entre otros.
Díaz Ferrales dijo que la actividad de conservación y mejoramiento del suelo ha propiciado el incremento de los rendimientos agrícolas, año por año, recibiendo para esto un financiamiento estatal que ronda los 100 mil pesos.
“Tuvimos que laborar duro, acomodar piedras más grandes que yo, fue muy fuerte, pero al final tengo la recompensa del beneficio económico y mi finca está con el suelo recuperado y enriquecido por la capa vegetal.
“El café es una sola cosecha anual y como he diversificado, logro mantener los ingresos monetarios todo el año con los diferentes renglones productivos en las ventas de miel, cocos, aguacates, mandarinas, mangos, naranjas, dulce y agria”.
Señaló que en los cafetales crece la variedad arábiga, con plantaciones de caturra roja, de injerto y sin este, mientras le queda una pequeña área que va a renovar con otro tipo de siembra más resistente a la incidencia del cambio climático.
Los rendimientos por hectárea son de los mejores en el territorio. Ha ido introduciendo la ciencia y la técnica empleando la tecnología vietnamita al momento de plantar las posturas.
Narró la experiencia vivida cuando se enfermó toda la familia por la Covid-19 y recibieron una atención médica y alimenticia de primera y gratuita, en centros de aislamiento de El Caney de Las Mercedes, por lo cual expresó agradecimiento y más compromiso con la Revolución.
Luis Díaz Ferrales identificó sus raíces y tradiciones campesinas -abuelos, padres, hermanos y tíos- que le fijó su quehacer en las lomas de Providencia, tras la jubilación como oficial del Ejército Juvenil del Trabajo.
Reconoció la formación y preparación adquiridas con el apoyo de la Empresa agroforestal y la participación en fórum de ciencia y técnica, y otros eventos de capacitación de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños y del Ministerio de la Agricultura que le ayudaron a avanzar, además de las medidas que están aprobando para estimular la producción y renovar los campos y la vida en la Sierra Maestra.