A excepción de los dominicanos Tigres del Licey, todos los conjuntos involucrados en la edición 59 de la cita regional incluyeron jugadores en el equipo ideal.
El as de los Alazanes Lázaro Blanco fue el lanzador abridor más destacado; el taponero estrella de Mexicali, el estadounidense Jake Sánchez, se apoderó de la placa entre los relevistas; mientras Iván de Jesús, del Caguas, fue escogido como mejor bateador designado.
Con una actuación soberana de sus lanzadores, los Criollos conquistaron el título de la Serie del Caribe, con triunfo 1-0 sobre los Águilas de Mexicali.
Diez arduas entradas tuvieron que batallar los puertorriqueños para exorcizar sus demonios y subir al trono de la competición por primera vez desde el año 2000, cuando los Cangrejeros de Santurce alzaron el trofeo.
De estar al borde de la eliminación, los Criollos pasaron a dar la gran sorpresa del torneo, tras eliminar en semifinales a Venezuela y a México en el duelo por la corona.
Este representó el decimoquinto cetro de los clubes boricuas en la pequeña Serie Mundial Latinoamericana, y el cuarto del Caguas, tras los conseguidos en 1954, 1974 y 1987.