Reverencia hecha verso y canción (+ fotos)

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Por Denia Fleitas Rosales (Radio Granma) y Roberto Mesa Matos | 25 junio, 2018 |
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FOTOS/ Roberto Mesa Matos

Manzanillo.- A los pies de su planta hexagonal, los artistas de esta costera urbe de la oriental provincia cubana enaltecieron con sus interpretaciones el encanto del símbolo arquitectónico que distingue a la ciudad del Golfo, cuando este domingo llegó a sus primeros 94 años de “coronar” el corazón de la localidad.

Unidos en la policromía sonora de la gala Novia de mi ciudad, artistas de la urbe transformaron la noche en alegorías melódicas a la estructura monumental que desde junio de 1924 engalana el parque Carlos Manuel de Céspedes, principal de esta demarcación costera de la provincia de Granma.

Con las estrofas del poema Glorieta de Manzanillo, de Fernando García, inició la tonada, enriquecida luego con las cuerdas de las guitarras de un trío ocasional que interpretó Entre dos aguas, de Paco de Lucía, para dar riendas a esa transculturación de lo español a lo criollo de la cual nació este kiosco de arte morisco.

Se sumaron a la corriente las voces de Yudia del Castillo y Dámaris Diéguez, quienes entonaron Con los hilos de la luna, de Liuba María Hevia, desde los arreglos del también manzanillero Jesús Estrada; mientras que Malagueña, de Ernesto Lecuona, emergió del piano de Pedro Rivero Ruiz, en alusión a la herencia cultural hispana.

Desde los diversos estilos tímbricos del pentagrama musical cubano llegó también el homenaje a la pieza arquitectónica, con la imbricación de los rasgos de la vieja y Nueva Trova: la primera en honor al cumpleaños 151 de Sindo Garay y la segunda de cuyo nacimiento la Glorieta fue testigo hace 46 años; del bolero y el son, de lo auténticamente cubano.

El trío Los Caminantes le regaló Donde alumbran las estrellas, de Mario Escalona Delgado, y Preciosa, de Descemer Bueno; Ethel Frías vocalizó De mi Cuba y Son de la loma de Miguel Matamoros, del propio autor, Ojos malignos, en las voces del dúo ocasional femenino de Yudia y Damaris.

Un presente sonoro fue igualmente la interpretación de Danza ñáñiga de Ernesto Lecuona y Soy cubano por Daysi Torres, acompañada con los acordes de piano, guitarras y saxofón; también de Quiéreme mucho y Sabor a mí, de Gonzálo Roig y Álvaro Carrillo, respectivamente, por el solista Ernesto Fabián.

El premio musical por la existencia de la Novia de mi ciudad, con guión de Esperanza Martínez y dirección artística de Rafael Masó, cerró al compás de las notas acústicas del Himno Nacional surgidas de la ejecución de Pedro Rivero al piano, la estudiante Thalía Ramírez Pacheco en el violín, Abel Baldoquín en la guitarra, y la Banda Municipal de concierto, que a su costado le hizo vibrar una vez más como lo hiciera antes bajo el resguardo de su cúpula.

La Glorieta, nonagenaria, recibió el afecto y respeto de quienes la identifican como motivo de orgullo porque, como expresó el poeta Manuel Navarro Luna: “después que tú la hayas contemplado no te quedará nada que ver sobre la tierra”.

Damaris Diéguez y Yudia del Castillo
Pedrito Rivero Ruiz, al piano y Abel Baldoquín en la guitarra
Trío Los Caminantes
Flautista de la banda de conciertos interpreta las notas del Himno Nacional

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