Se trata, por ende, de nuestro reloj biológico, que también cumple el mismo objetivo para las plantas y animales.
Por eso, al materializarse una transformación, en nuestro estilo de vida, el ritmo de ese cronómetro se desajusta.
Ese proceso, a partir de los términos circa (‘alrededor’) y diem (‘día’), fue bautizado por el biólogo Franz Halberg, el principal impulsor de la cronobiología, como ‘ritmos circadianos’.
Por eso, los científicos estadounidenses Jeffrey Hall, Michael Rosbash y Michael Young se dieron a la tarea de investigar los mecanismos moleculares que regulan el ritmo circadiano.
Hall, Rosbash y Young, de las universidades Maine, Brandeis y Rockefeller, respectivamente, fueron laureados con el Premio Nobel de Medicina 2017 por demostrar cómo plantas, animales y humanos han adaptado su ritmo biológico para sincronizarlo con las rotaciones de la Tierra.
Según el fallo de los organizadores del lauro, la Real Academia de las Ciencias de Suecia, ellos fueron capaces de mirar dentro de nuestro reloj biológico y dilucidar su funcionamiento interno.
El ritmo circadiano, que sigue un ciclo de 24 horas, permite a los seres vivos adaptarse a los distintos momentos del día y de la noche.
DETALLES DE LA INVESTIGACIÓN
Utilizando las moscas de la fruta como organismo modelo, los premios Nobel de este año aislaron un gen que controla el ritmo biológico diario normal y vieron que codifica una proteína que se acumula en las células durante la noche, y luego se degrada durante el día.
Posteriormente, identificaron unos componentes proteicos adicionales de esta maquinaria, determinando todo el mecanismo que administra ese engranaje dentro de las células en todo tipo de organismos multicelulares, incluyendo humanos.
De este modo, comprobaron la exactitud con la que el reloj biológico se adapta a la fisiología de cada individuo en los diferentes momentos del día, regulando funciones críticas como el comportamiento, niveles hormonales, sueño, temperatura corporal y el metabolismo.
Así, el bienestar se ve afectado cuando hay un desajuste temporal entre el entorno externo y el reloj biológico interno, por ejemplo cuando se hacen viajes a través de varias zonas horarias y se produce lo que se conoce como jet lag o trastorno temporal del sueño.
Al decir de la miembro del comité del Nobel, Juleen Zierath, con estos descubrimientos se ha destacado la importancia de una apropiada higiene del sueño.
Un desajuste en ese cronómetro biológico puede aumentar el riesgo de padecer de ciertas enfermedades, como las cardiovasculares e incluso se le ha asociado como un factor de riesgo para algunos tipos de cáncer, consideran los científicos.
GANADORES DEL NOBEL DE MEDICINA 2017
Hall (Nueva York, 1945) se doctoró en 1971 en la Universidad de Washington en Seattle y. En 2002 pasó a formar parte de la Universidad de Maine.
Por su parte, Rosbash (Kansas City, 1944) recibió el título de doctor en 1970 en el Tecnológico de Massachusetts y, entró en 1974 a la Universidad de Brandeis en Waltham, donde trabaja como profesor actualmente.
Young, el más joven de los tres, nació en 1949 en Miami y se doctoró en la Universidad de Texas en Austin en 1975. Desde 1978 es parte de la Universidad de Rockefeller en Nueva York.
SOBRE LOS PREMIOS NOBEL El Nobel de Medicina es el primero de los premios Nobel otorgados cada año por el Instituto Karolinska de Suecia a científicos y médicos que sobresalen por sus contribuciones en el campo de la Fisiología o la Medicina.
Ese galardón internacional fue instituido en 1895 como última voluntad del sueco Alfred Nobel para reconocer a personas o instituciones que se destaquen con investigaciones, descubrimientos o contribuciones notables a la humanidad.
Comenzó a entregarse en 1901 en las categorías de Física, Química, Fisiología o Medicina, Literatura y Paz, y a partir de 1968 se estableció también el Premio en Ciencias Económicas.
El año pasado, el Instituto Karolinska distinguió al japonés Yoshinori Ohsumi por descubrir los mecanismos de la autofagia, proceso básico de degradación y reciclaje de componentes celulares.