Al cumplir tres lustros de vida, el primero de julio, la potabilizadora Santa Isabel tuvo, como es de suponer, fiesta de quince, en la que sus 23 trabajadores y dirigentes locales de Recursos Hidráulicos, le desearon “larga y saludable” vida.
De la planta salen, cada segundo, 300 litros de agua destinados a saciar la sed y otras necesidades de cerca del 70 por ciento de las personas residentes en la ciudad de Bayamo, capital de la provincia de Granma, y de centros de producción o prestación de servicios en ella existentes.
Para Reynaldo Chacón González, jefe de la instalación, es motivo de satisfacción que al arribar ésta a los 15 años de edad, mantenga su capacidad de entrega inicial y se aliste para incrementarla.
Ese aumento será posible con la sustitución de sus actuales tres motores de bombeo que entregan 150 litros por segundo, por cinco con 175 litros de capacidad, de los cuales dos serán de reserva, en lugar de uno, como ahora.
El incremento en el suministro lo recibirá el acueducto que se ejecuta para abastecer la zona norte de Bayamo, capital de la provincia de Granma, sudeste de Cuba.
El proyecto de ampliación incluye un sedimentador (estanque) para evitar la paralización de la planta por turbidez del agua en caso de intensas lluvias, pues la recibe de la presa Corojo, en Guisa, y el río Bayamo.
En este momento en la vida de la Santa Isabel, el propósito de Reynaldo es “cuidarla, embellecerla y jubilarme en ella”.
Eric Benítez González, director de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado Granma (EAALG), a la cual pertenece la potabilizadora, explica que ésta posee un sistema de bombas en el canal que corre por uno de sus costados, del cual captan el agua, la que pasa por un filtro y luego por la estación en la cual es clorada y de ahí va a la cisterna, de donde es rebombeada a la ciudad.
“Aquí hay un laboratorio que monitorea todos los días la calidad del agua, lo que permite tener el convencimiento, la seguridad, que toda la que sale de aquí es segura”, asegura Eric Benítez.
SEGUNDA CASA
Para Eugenio Hernández Benítez, operador de la estación de cloro gas, la potabilizadora “es mi vida. La segunda casa”, pues puso sus pies allí por primera vez el 10 de octubre de 2001, y lleva más de 14 años haciéndolo y enamorándose de su ella, porque “da agua a mi gente, y el agua es vida”.
Luis Aguilar Liens, en la actualidad agente de seguridad y protección, es el más antiguo trabajador de la potabilizadora y antes de entrar ésta en funcionamiento, él era operador de la estación de bombeo que en ese lugar había.
Hoy no solo protege a la instalación y su personal, sino que “hago lo que haya que hacer, para que no se detenga”.
Aunque la potabilizadora Santa Isabel se encuentra “lejos de la ciudad y su mundanal ruido”, y el vial de acceso a ella no está lleno de baches, sino que es un gran bache, su personal es estable y lo demuestra el ser fundadores de la instalación 19 de sus 23 trabajadores.
El 20 de mayo último, Inés María Chapman Waught, presidenta del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, recorrió la planta, interesándose en particular por el cumplimiento de las medidas de seguridad en la estación de cloro gas, dialogó con quienes laboraban en ella en el momento de su visita y los felicitó por su importante labor: suministrar agua de calidad.