Manzanillo.- Las ilusiones infantiles lo condujeron, de la mano familiar, a los cinco años de edad, hasta el terreno de béisbol de estadio Wilfredo Pagés, de la ciudad del Golfo de Guacanayabo, y desde entonces, las visitas se hicieron más frecuentes por los deseos de “ser pelotero”.
Poco a poco el sueño creció hasta que un día, el hoy joven de 26 años, Carlos Reinier Santana Santiesteban comenzó los entrenamientos como miembro de las categorías inferiores, eslabón por el que escaló hasta una preselección del “Cuba”.
“En aquellos años era jugador de cuadro (me desempeñaba en segunda y tercera bases y el campo corto), hasta que en el sub – 23, a consecuencia de una molestia, me orientaron lanzar porque ya habían valorado mis condiciones y aquí estoy”, me comenta Santana, en el “entre juegos”, del doble que en la Perla del Guacanayabo sostuvieron Alazanes de Granma y Cazadores de Artemisa.
“La pirámide de ascenso como atleta me aportó mucho porque requirió esfuerzo, aunque ya después me incliné hacia el box y me enamoré de esa área del juego.”
“El estreno en series nacionales fue bueno, cuando el primer campeonato que obtuve con el equipo. Fue bastante bueno, pero el año pasado no pude estar con el equipo.”
El 2018 fue un calendario difícil para este derecho que luce en su camiseta el número 74: resurgió una lesión de la infancia que lo del montículo.
Decisión personal, gran fuerza de voluntad y la profesionalidad de los especialistas del instituto de oftalmología Ramón Pando Ferrer, de La Habana, devolvieron el aliento al muchacho y el 3 de julio de aquel año lo operaron para sanar el desprendimiento de retina que padecía en el ojo derecho.
“Por un momento pensé que mi carrera deportiva se iba a acabar, un sueño que apenas comenzaba; me dije si cooperas puedes volver y aquí estoy.
“Le continuaron tres meses de extremo cuidado y después no dejé de entrenar con la esperanza de entrenar para incorporarme al equipo.
“Jugué la Serie provincial y después marché a un concentrado, junto a otros compañeros, en Bayamo con los profesores Ciro Silvino y Luis Ernesto, quien ha sido mi apoyo, y mano derecha en todo.
“Me sacrifiqué bastante en los entrenamientos porque sabía que el elenco me necesitaba, confiaron en mí y hasta ahora las cosas han salido bien.”
La aseveración la sustenta, hasta el segundo choque de la subserie pasada con Artemisa 16 juegos lanzados, 30 innings y un tercio, en los que ha ponchado a 20 rivales, otorgado nueve boletos, permitido 31 jit en 220 veces al bate, con average de 282; promedio de carreras limpias de 3,26; 11 puntos por juegos salvados (líder), con tres victorias sin derrotas, según los numeritos de Jorge Rosabal Fernández.
“No hay nada más fuerte que la mente: cuando te propones alcanzar un objetivo nada te lo impide, ni un estadio lleno de aficionados del equipo contrario. La concentración es imprescindible y siempre salgo hacer mi trabajo de esa manera.
“Domino el slider y la sinker, pero lo que me ha dado mucho resultado es “estar” siempre por “encima” de los bateadores. Después el pitcheo es “desequilibrarlo”.
¿Cómo ves al equipo para la recta final?
-“Tenemos buen ánimo. Si vamos a la serie de comodines es esforzarse para ganar los dos y dar lo máximo para alegrar a nuestra afición que tanto desea otro título.”
Carlos Martí y Ciro Silvino…
-“Carlos en un excelente estratega: tiene expedientes y leyenda dentro del béisbol y su experiencia siempre es importante; es fuente de muchos conocimientos. Ciro fue uno de los lanzadores con más victorias en el país, me inspira confianza.”
El futuro
-“Depende de lo que sea capaz de hacer con mi mente y el brazo: siempre aquí en Granma, dándolo todo por mi equipo.
Carlos se ajusta la gorra y marcha al bullpen de Granma; en sus manos aprieta una pelota y lanza para ir calentando. En cualquier momento puede escalar el box, Santana, “el matador”.