Seducida por la historia de Bayamo (+ fotos y audios)

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Por Orlando Fombellida Claro | 4 marzo, 2019 |
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Sonia Medina Mejía FOTO/Armando Yero la O

A los numerosos reconocimientos recibidos por su destacada labor docente durante medio siglo, Sonia Medina Mejía sumó el Premio al Mejor Maestro Investigador, recibido en el Congreso internacional Pedagogía 2019, realizado en La Habana del  4 al 8 de febrero reciente.

El reconocimiento fue entregado por primera vez y es “producto de la política a nivel de país de destacar el empleo de la ciencia en los distintos procesos, y de resaltar los resultados concretos en el sector educativo”, precisó la Doctora en Ciencias Pedagógicas Ena Elsa Velázquez Cobiella, ministra de Educación  de Cuba.

Junto con Medina Mejía obtuvieron ese reconocimiento, por el cual optaron otros 13 destacados educadores,  Bárbara Mendoza Amador, de Artemisa, y Guillermo Castillo Ramírez, de Las Tunas.

Soniia Medina es maestra de Educación Prescolar (ahora denominada Primera Infancia), en la escuela José Antonio Saco, en Bayamo.

Conversar con Sonia es recibir una clase en la que a su interlocutor le parece ver a los personajes sobre los cuales les habla a los niños que cada día lectivo ocupan pupitres frente a ella, o le acompañan en recorridos por lugares históricos de la Ciudad Monumento Nacional.

Dentro del sector educacional se ha dedicado a la investigación, explica, por considerar es importante que el maestro pueda realmente potenciar el desarrollo integral de los niños.

“En la primera infancia he desarrollado un trabajo (investigativo) encaminado, fundamentalmente, a que a los niños, esos seres pequeñitos que tenemos a nuestro encargo, se les pueda ir instalando en sus corazones, en su vida, en sus almas, la historia de Bayamo”, explica Sonia.

Añade la destacada pedagoga que para ella, “hablar de mi ciudad es algo sumamente importante, porque yo amo a Bayamo desde que nací, porque eso fue lo que me enseñó mi familia, y he tratado de que esos pequeños (alumnos) míos también amen a Bayamo.

De izquierda a derecha Sonia Medina Mejía, Guillermo Castillo Ramírez, y Bárbara Mendoza Amador FOTO/Radio Cubana

“No solo por lo que yo como maestra pueda decirles, sino por la interrelación que establezco con la familia, para que esta sea contribuyente a esa pretensión de la educación cubana y mía de que los niños amen a Bayamo, sientan amor por nuestro suelo, por nuestros patriotas, por todo lo que encierra nuestra ciudad.

“Siempre he pensado que lo primero para que los alumnos amen la historia, es que la persona que la va a enseñar, también la ame”.

La historia de la segunda villa fundada en Cuba (1513), la pléyade de patriotas independentistas en ella nacidos, ha sido el eje temático de su labor de investigación, cuyos resultados ha llevado a los pupilos, también “a la familia y a la comunidad, por cuanto yo recorro la ciudad con mis alumnos, les pregunto a dónde quieren ir, y ellos eligen el lugar y para allá vamos todos, y la familia nos acompaña”, declara orgullosa.

Pero antes, –prosigue Sonia- reúne a los familiares de los alumnos y les explica que impartirá determinado hecho histórico, en qué consistió, porque aunque la población cubana tiene elevada instrucción, hay cuestiones de la historia de la segunda villa que los adultos no recuerdan o no les hablaron de ellas.

“Luego se lo cuento a los niños con amor, cuando les hablo, por ejemplo, de (Carlos Manuel de) Céspedes como ser humano, patriota, de un Céspedes que tengo en el corazón, a veces a mis alumnos se les aguan los ojos, y siento que les llegó, porque lo dicen con amor.

“Decía Martí que nunca debía hablar un niño de algo que después no supiera explicar, y enseñar a los niños a explicar es tarea fundamental del docente, desde las pequeñas edades, si queremos lograr formar ese hombre nuevo del que estamos hablando”.

A veces –añade- las personas se detienen a vernos en las calles, porque los niños son quienes me van diciendo: maestra aquí estuvo el teatro que Francisco Vicente  contribuyó a fundar, por inició la quema de Bayamo, aquí, nació, estudió, trabajó… el Padre de la Patria.

En ocasiones, al llegar por la mañana a la escuela José Antonio Saco, algunas personas notan sus ojos cansados y preguntan a Sonia Medina si se siente enferma y ella les aclara que estuvo leyendo hasta las 4.00 o 5.00 de la madrugada. “No puedo acostarme, sin antes leer unas cuantas páginas de algún libro” y a veces se le van las horas sin notarlo.

Lee todo tipo de literatura, en particular de historia de Cuba y dentro de esta de la capital granmense. “Las  investigaciones sobre la historia de Bayamo me llenan”, declara.

Como una madre con los hijos, Sonia está al tanto del desempeño de quienes fueron sus alumnos.

Sonia Medina Mejía en su aula FOTO/Rafael Martínez Arias

“Los sigo y estoy orgullosa de que no sean incumplidores de deberes escolares en Primaria, sean buenos en secundaria básica, en el preuniversitario, ¡que demuestren  conocimientos de la historia!, aprueben los exámenes de ingreso a la Educación Superior.

“, los sigo porque es lo que he hecho, sembrando en ellos desde pequeñitos.

“Para mí es un orgullo saber que mis alumnos se destacan, que pueden llegar a ser buenos profesionales y también buenos obreros.

“Pasar y ver a una trabadora de Comunales que dice ahí va mi profe, a usted la tengo en mi corazón, me enorgullece porque ella es una ciudadana con valores morales que yo le inculqué cuando era pequeña”.

Ese también es un premio a la obra de su vida.

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  1. Vivo en La Habana y me siento Bayamesa 100%. Eso aprendí de personas como Sonia, por suerte nací en el seno de una familia de maestros, de aquellos que enseñaron ciencias y letras pero que a su vez supieron educar , eso me llena de orgullo, esos maestros que como Sonia han dejado huellas indelebles en sus estudiantes y que siempre serán recordados, para ella muchos años de salud para que pueda seguir aportando con humildad a la educación cubana y al periódico “La Demajagua” por divulgar y reconocer el trabajo de esta maestra cubana que tanto ha hecho por la formación de niños y niñas.
    Andrea María Benítez Naranjo.