Semblanza de una obrera agrícola

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Por Luis Morales Blanco | 16 marzo, 2016 |
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FOTO /Rafael Martínez
FOTO / Rafael Martínez

Zaidis Cover lleva en sí la mezcla de sangres y razas del Gran pueblo caribeño, lo dice su piel tostada por los ancestros y por el inclemente sol de estas latitudes, también sus facciones que evocan el aporte indostánico, obligado o casi esclavo, a las antiguas colonias británicas.

Nieta de un bracero jamaicano, contratado con sueldos miserables en la década de los años 50 del pasado siglo, heredó de ese abuelo y de sus padres la laboriosidad y la franqueza de aquellas tierras, cualidades acrisoladas en suelo cubano, al calor de nuestra idiosincrasia singular .

Ya con nietos propios, Zaidis comenzó a trabajar en la Cooperativa de producción agropecuaria Carlos Manuel de Céspedes, de un barrio bayamés conocido por La Aguada y que tributa materia prima al central Arquímides Colina, en la localidad de Mabay.

Allí, aunque el trabajo agrícola manual es riguroso, pues debe deshierbar caña a machete o azadón, sembrarla y aporcarla, recibe salarios que promedian de mil 100 a mil 200 pesos mensuales.

“Me esfuerzo mucho, pero recibo excelente tratamiento por la dirección de la cooperativa y gano bastante, lo suficiente para cubrir mis necesidades”, dice con una sonrisa más elocuente que las propias palabras.

“Aquí ayudo  a que mi cooperativa tenga un alto rendimiento agrícola, en las reuniones de afiliados conocí que sobrepasa las 72 toneladas por hectárea, ya llevamos 22 mil toneladas de caña entregadas al central, por lo que pienso que no habrá problemas para cumplir nuestro plan que es de 40 mil”.

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