Sembrar la semilla de la sabiduría

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Por Diana Iglesias Aguilar | 11 abril, 2019 |
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José Raúl, en el extremo derecho, junto a su familia FOTO/ Diana Iglesias Aguilar

El estudiante de duodécimo grado José Raúl Infante Rodríguez del Instituto Preuniversitario Urbano Julio Antonio Mella de Bayamo, es uno de los candidatos a conformar la selección cubana que representará al país en las Olimpiadas Centroamericanas de Matemáticas que tendrán lugar en julio próximo en la República Dominicana.

Representó a la provincia Granma en el concurso nacional de conocimientos de la asignatura temida por la mayoría de los estudiantes de esa enseñanza y quedó entre los diez finalistas del país para conformar la selección élite con la medalla de Plata.

Ahora permanece en el Centro Nacional de entrenamiento en La Habana bajo un riguroso régimen de preparación en el que marcha segundo en el escalafón de evaluaciones parciales a las que se someten con frecuencia.

A diario se comunica con su familia, su mamá Yaislin Rodríguez, su papá Raúl Infante, su hermano mayor Carlos, estudiante de medicina y su tía Rosa María, el primo Javier y la abuela Rosa, con quiénes vive desde que nació.

En casa el ambiente es favorable para que José Raúl de el salto que desee como estudiante, aunque se respira el orgullo por el más pequeño de casa, se siente que está cumpliendo con su deber, si puede dar más, que dé.

Al indagar en los orígenes de tales resultados,  la tia paterna médico de profesión y especialista en Pediatría, sabe al dedillo cada uno de los pasos de su sobrino menor.  A la conversación se suman todos los antes mencionados aportando cada uno su pedacito.

Desde muy pequeño comenzó a tomar en serio la escuela, en casa siempre hubo ambiente de estudio, su papá en médico veterinario y su mamá técnico en electrónica, en la actualidad junto al hermano el primo Javier también se forma como galeno en la facultad de Ciencias Médicas bayamesa.

La semilla de la sabiduría, comentan, la sembró además de la familia la profesora Sonia desde el preescolar en la escuela primaria José Antonio Saco, muy reconocida por los resultados  generales con sus estudiantes.

A José Raúl, consagrado al estudio desde la etapa primaria, le gusta decir que Sonia es la culpable de que él se enamore de aprender, porque ella le sembró la inquietud por los conocimientos.

Luego de adquirir la disciplina y la constancia en el estudio diario vinieron los éxitos. Los más destacados comenzaron a aparecer en 5to grado cuando concursó por primera vez y obtuvo el primer lugar en el certamen provincial de Matemáticas.

Luego en la escuela secundaria urbana Vicente Quesada participó en los concursos de ciencias (Física, Matemática,  Biología más Historia) y obtuvo primeros lugares provinciales, llegando hasta el nacional, pero sin resultados a esa instancia aún. Al concluir esta enseñanza fue el primer escalafón de su escuela.

Yailin Rodríguez manifiesta que José Raúl es un niño normal, que no hay que mandarlo a estudiar, ni hacer tareas ni los trabajos extraclases, se levanta bien temprano y es el primero en estar listo en casa cada mañana.

De regreso en las tardes, comenta la ría Rosa María, después que merienda se sienta solito a estudiar y con frecuencia se reúne con sus compañeros de clases para repasarles matemáticas  y otras asignaturas, entre ellas inglés, pues tiene vocación por la pedagogía. Sus amigos dicen que lo entienden muy bien.

Jugar ajedrez, ver la televisión, y los fines de semana salir con sus amigos son sus entretenimientos preferidos, aunque también le gusta leer literatura para jóvenes y pasa largas horas con los libros en las manos.

Es adicto al estudio, concluye su mamá, y en casa todos contribuimos para que ellos tengan las comodidades para estudiar, iluminación, los textos necesarios, ventilación, que no haya ruidos, nada de equipos sofisticados, ni excesos de retribución material, si todo el cariño del mundo que un hijo merece, aseveran los padres.

El resultado está ahí a ojos vistas, no hay que esperar que esté entre los 4 o 5 del equipo élite que representará a Cuba, ya tiene en sus manos un aval reconocible, año por año es el mejor expediente de las escuelas por donde pasa, a la vez que siembra amigos y amigas y cosecha el amor de su familia.

El chico se perfila como un futuro profesional, en la materia que sea lo hará por convicción, por vocación y verdadera motivación, la semilla fue sembrada desde bien temprano, la familia y la escuela se dieron la mano.

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