A pesar de los siete años que estuvo alejado de los diamantes en Cuba, Franger Reynaldo Balbuena vive y siente por el béisbol. A su regreso y quizá con la pena de ver cómo seguía descendiendo estrepitosamente la calidad de la pelota, acaba de emprender otra aventura, tal vez, la más exigente de su carrera profesional.
Para nada pretende cargo, ni mucho menos responsabilidad específica, “solo quiero trabajar”, confiesa. Por eso, la idea de crear el Programa nacional de desarrollo de talentos, “la maduramos entre varios compañeros, aunque siempre fue un sueño mío”, reveló, este miércoles, en la ciudad de Bayamo.
Reynaldo lo veía necesario, “además, tenía deseos de hacer algo emergente para la pelota cubana e insistí hasta conseguir el apoyo, incluyendo el de Ernesto Reinoso (comisionado nacional), quien me habló de muchas cosas”.
Lo que para algunos parecía una quimera, comenzó a tomar forma desde que se anunciara –hace unos meses- el listado de 116 talentos de todo el país, para integrarse a un Centro de entrenamiento entre 2020 y 2024.
“Como no lo tenemos, se busca un área para poder concentrarlos cuando termine la 60 Serie nacional, “aunque no hay que esperar que esté para iniciar el trabajo con ellos”, expresó el reconocido profesor.
Al respecto, confirmó que esos atletas, con un expediente técnico, permanecerán en sus provincias bajo el seguimiento de los entrenadores, junto a los sabermétricos, y que los mejores 40 formarán un concentrado, “pero eso no quiere decir que el resto quedará eliminado”, aseveró.
Franger consideró que la principal deficiencia de los peloteros cubanos es la falta de oficio, de saber jugar, “ahí está el problema, en la táctica, porque la condición física existe”, así lo dejó ver al compartir con los seis prospectos de Granma, en el estadio Mártires de Barbados.
Por eso, exhortó a dedicar más tiempo a la ejercitación mental y a practicar en situaciones límites de juego, “así se entrena de los hombros hacia arriba y, aunque también hace falta reacción, fuerza, flexibilidad…, el juego no lo gana el más fuerte, sino el que mejor utilice la cabeza”, manifestó.
“Tocar bien la pelota, realizar una asistencia, robarse una base o que el pitcher trabaje sobre las deficiencias del bateador contrario…, ese es el oficio y lo que hace grande a un pelotero”, enfatizó.
“Los atletas necesitan jugar, nos pasamos todo el tiempo guiando a los lanzadores desde el dugout, cómo aprendió (Manuel) Alarcón a pitchar, quién enseñó a Agustín Arias en el short stop; aprendieron en el terreno”.
Asimismo, recordó que para ser profesional no hay que ganar dinero por un contrato, “es correr duro y jugar para el equipo, poner interés y seriedad al entrenamiento, llegar temprano…”.
También se refirió a que las acciones de los entrenadores, que incluye a grandes figuras del béisbol cubano, estarán dirigidas a perfeccionar la técnica y otros detalles, “pero sin imponer un patrón, sería un error y podría obstaculizar el desarrollo del atleta; además, se debe respetar el estilo”, precisó.
¿A quién de ustedes no le gustaría recibir un consejo de (Orestes) Kindelán, (Antonio ) Muñoz, (Ariel)Pestano…?, preguntó en el intercambio.
Al comentar sobre la posibilidad de algunas regulaciones para los atletas, cuando arranque el próximo clásico doméstico, afirmó que jamás pretenderá incidir en la dirección de los equipos, “solo aconsejarlos que lo pongan para verlos jugar, pero lo ideal sería que se ganaran el derecho”.
Reynaldo Balbuena considera que en dos o tres años deben aparecer los resultados iniciales del proyecto, “aunque en el primero tiene que haber cambios en el comportamiento, en la actitud de los peloteros sobre el terreno”.
Franger, como cualquier cubano, está consciente de las causas que generaron la actual crisis del deporte nacional, aún así asegura: “Vamos a luchar porque sean ustedes el futuro del béisbol”.