Sencillamente Fidel

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Por Agencia Cubana de Noticias (ACN) | 1 abril, 2016 |
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Fidel-Castro-1Ay, mira, llegó Fidel, dijo muy natural  la destacada científica Concepción Campa, Conchita, en una ocasión, en la década de los ochenta, cuando era común ver al líder de la Revolución Cubana en el Instituto Carlos J. Finlay, de La Habana.

Esa noche junto a Conchita, autora de la Vacuna antimeningocóccica BCE, había varios investigadores y frente a ellos parqueó el carro de Fidel, quien de inmediato preguntó por los dos desconocidos del grupo, unos santiagueros que estaban en función de trabajo en el polo científico de la capital.

Quien así narra a la Agencia Cubana de Noticias es Arístides Berenguer Maurant, entonces jefe del departamento de Eléctrica de la Universidad de Oriente.

Esa vez la conversación duró como tres horas, recuerda, y Fidel preguntó por nuestra experiencia en el tratamiento del agua mediante imanes colocados en las tuberías de la textilera Celia Sánchez, de la Ciudad Héroe, para evitar las incrustaciones de sales, lo que ahorraba energía y mejoraba la calidad del líquido, precisó.

El Comandante en Jefe, ágil como siempre, concluyó que si los imanes ayudaban a la disolución de las sales, servirían para estimular el crecimiento de las algas y, por tanto, para el desarrollo de la Spirulina, hoy un excelente complemento dietético que se comercializa en las farmacias del país, comentó.

En los intercambios, mayormente sobre temas científicos, se ponía delante con una pregunta, fíjate que decíamos: prepárate que nos van a examinar, recordó con una sonrisa pícara el fundador luego del Centro Nacional de Electromagnetismo Aplicado en Santiago de Cuba.

Nos hablaba en un tono bajito, no sé por qué, muy bajito, y eso daba un ambiente como de empatía, de cariño; otras veces estaba parado frente a ti, con el tacón de la bota inquieto, parecía que se iba, pero continuaba ahí, dijo el científico, Premio Nacional del Fórum por sus resultados en 1998.

Las otras tres ocasiones  en que dialogó con él le pareció que sabía algo de lo que le hablaban y con esa habilidad de ir al futuro y regresar para contarlo, los estimulaba a seguir trabajando, buscaba formas de aplicar los resultados e indagaba en las necesidades que tenían.

Fidel Castro ha sido el hombre más insultado y querido a la vez, admirado incluso por sus enemigos; un triunfador como se demostró lo mismo en la lucha de la Sierra Maestra, en Girón, la Crisis de Octubre, que en un torneo de pesca de la aguja, agregó Berenguer Maurant, ya jubilado.

Ya no es presidente del país, ni Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, pero su título es moral y más alto, conferido por el cariño de su pueblo, es sencillamente Fidel, concluyó.

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