Si conocieran a Leidy

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Por Osviel Castro Medel | 2 octubre, 2019 |
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Leidy celebra el triunfo de Lima junto a su entrenador “Guaso”

Parece que el destino ha querido ponerle otra dura prueba; pero Leidy Rodríguez Rodríguez, a sus 35 años, ni siquiera frunce el ceño cuando alguien le recuerda lo sucedido en los Juegos Parapanamericanos de Lima.

Solo piensa en que pasen los meses para volver a la palanqueta, “porque extraño demasiado el entrenamiento”.

En la ciudad peruana esta excepcional pesista sufrió desprendimiento de la retina, acaso agravado por el esfuerzo de levantar 90 kilogramos, con el que ganó la medalla de oro e implantó récord para el certamen.

“Yo venía padeciendo algo en el ojo izquierdo desde hace meses, había perdido un poco de visión; pero me hicieron pruebas aquí y no me diagnosticaron nada grave. Sin embargo, allá, desde el calentamiento y el inicio de la competencia comencé a lagrimear”, cuenta ahora en la sala de su casa, en el reparto bayamés Antonio Guiteras.

“En el último ejercicio lloré literalmente, la molestia era grande. A mi entrenador, Ramón Martínez (Guaso), que sabía mi padecimiento, se le aguaron los ojos también. Luego tuvo que ponerse fuerte para cargarme y celebrar mi segundo título parapanamericano”.

Dos días después de llegar de Perú, el 5 de septiembre, Leidy fue llevada al quirófano del Instituto Ramón Pando Ferrer, de la capital cubana.

“¡Qué gran atención recibí! Me dieron cariño, me mimaron… fue algo muy lindo. Me operó la doctora Leanned Ferrer y, por suerte, todo salió bien”, dice la subtitular mundial de los 41 kilos de México 2017.

“En el período de recuperación han sido muchos los mensajes, las llamadas,  las muestras de apoyo de conocidos y desconocidos. Eso me estimula”.

Cuando La Demajagua le pregunta si, al final, le prohibían volver a los escenarios competitivos suelta una sonrisa para responder: “Lo primero es recuperarme, debo estar por lo menos tres meses de reposo. Si evoluciono bien puedo seguir. Tengo mente positiva y me voy enfocar en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020”.

“La vida dirá, si no compito más, no quiero apartarme del gimnasio, deseo ser entrenadora, seguir los pasos de Guaso, que ha sido como un padre para mí”,  expresa la también campeona de Toronto 2015.

Quienes no la conocen tal vez crean que Leidy no volverá. Pero si supieran su historia pensarían de otro modo.

Nacida con los pies equinovaros,  fue llevada al salón quirúrgico cuando tenía dos años, para corregirle la malformación. Sin embargo, después de la intervención  apareció la gangrena y hubo que amputarle parte de las extremidades.

Estuvo grave y hubo que operarla varias veces, al extremo de estar ingresa, en una ocasión, 10 meses. Vivió tanto en hospitales que sus cumpleaños 12, 13 y 14 los pasó en camas de centros asistenciales.

Con todo eso, esta joven crecida en los barrios de Humilladero y Congrí, pertenecientes a Bayamo, no se amilanó. Practicó el llamado voleibol sentado, baloncesto de sillas de ruedas y hace ocho años el levantamiento de pesas.

“Nunca me he puesto límites, me propongo metas altas y muchas veces, gracias a Dios, las logro”, añade esta madre de un adolescente de 15 años.

No será extraño entonces que volvamos a verla alzando discos y barras, no solo en Tokio, donde piensa superar el sexto lugar de Río de Janeiro (2016) y ganar una presea.

De cualquier modo, ella ya levantó, con su ejemplo, una estrella que no cabe en estas líneas.

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  1. Adelante Muchacha, las cubanas no nos rendimos, te deseo mucha salud, sigue asi, te recuperará y podras cumplir tus sueños en Tokio, Felicidades.