Numerosos homenajes se le tributan hoy a la Flor más autóctona de la Revolución, Celia Sánchez Manduley, en ocasión de celebrarse el aniversario 99 de su nacimiento este 9 de mayo.
Yo se de una madre bella
que de parto en Media Luna
le parió a la patria una
niña y más que niña, estrella.
Niña que siguió la huella
del talento más preclaro,
que buscó en el monte amparo,
que autóctona flor devino
desde que se hechó al camino
burlando sombras y asombros,
desde que Martí en sus hombros
fue llevado hasta el Turquino.
Esa mariposa flor
vistió pétalos de acero
al burlar el carcelero
en derroche de valor.
Sintió el marabú calor
humano con la heroína.
esta vez si que la espina
dejó de ser el infierno,
se tradujo en beso tierno
cuando el bosque alzando el brazo
la refugió en su regazo
en un abrazo paterno.
Celia con la patria en guerra
hizo del marabuzal
el refugio colosal.
Desde allí manda a la Sierra
aquel refuerzo que encierra
el lenguaje del guerrero,
ella con ardid certero
burla al buitre y al lebrel,
sube en el lenguaje aquel,
ve con ojos de heroína
como el Turquino se inclina
ante el genio de Fidel.
Guerrillera inmaculada,
su mano supo rascar
el rocoso costillar
de la loma despeinada.
Celia es la tierra gestada
para un parto de semillas
y le besó las mejillas
el pajarillo risueño
que hace nido en el empeño
florido de su vergel.
Mujer de acero y de miel
digna heroína de sueño.