Sin “compincheo”

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Por Roberto Mesa Matos | 6 marzo, 2020 |
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FOTO/Periódico Granma.

La profesora manzanillera Carmen Rosa González y familia gustan mucho de las galletas de sal y tras ese producto “salió” hace unos días en el horario de descanso para adquirir un paquete del demandado alimento, que expendían cerca de su centro laboral.

“Óigame, periodista, fue tiempo perdido, porque no alcancé. Sin embargo en la “cola” varias personas entraban y salían con más de un paquete. Al final tuve que “irme” con la reventa: casi el doble del precio estatal. Es algo increíble y no reclame ni haga ninguna observación porque te discuten.”

La interlocutora puso el dedo en un tema que emergió, quizá, en los duros años del periodo especial cuando en el panorama social de la Isla aparecieron los acaparadores y revendedores de productos de primera necesidad, ante la escasez  cuando el gobierno de los Estados Unidos “apretó” el cinto de las necesidades en el archipiélago y aquellos parecían andar como “Pedro por su casa.”

Ahora, la administración del actual presidente estadounidense recrudece las medidas económicas contra la Mayor de las Antillas buscando asfixiar al pueblo en la necesidad de los más diversos productos, y estos “personajes” refuerzan su presencia en las calles de cualquier ciudad o pueblo.

Ellos tienen de todo lo que busque el “cliente”, burlan medidas de control, la sensibilidad y el esfuerzo del trabajador, pues lo que comercializan, en muchas ocasiones triplica el precio estatal.

Ante la acentuación del bloqueo los manzanilleros y manzanilleras, coinciden en que todos deben reconocer la voluntad del Estado socialista para abastecer de productos de aseo personal, alimentos como el pollo y el aceite, y las cosechas agropecuarias, estas últimas, aunque dependen de recursos, también tienen su dosis de ingenio y creatividad.

Pablo Rodríguez León comenta que el pueblo conoce a los revendedores, que califica como personas insensibles y que “las multas son muy leves: a un vendedor de carne de cerdo notificarle cien pesos es una bobería porque él cuadriplica esa ganancia cuando comercialice otro animal.”

“A veces están en “compincheo” con las administraciones: el otro día en la tienda La Granada me sucedió al comparar detergente líquido: personas que adquirían a la vista de todos entre cinco y seis veces seguidas hasta 10 pomos.

La experiencia de Pablo Noguera Sánchez está muy vinculada a la alteración de precios sin que los productos tengan calidad. “En la calle ancha (como se conoce popularmente a la calle Luz Caballero) me dijo un vendedor que el precio de los tomates, malos por cierto, era para los inspectores que estaban cerca. Los plátanos burros un día costaban cinco  pesos la libra y el otro 10 y la claria pasó como por “arte de magia” hasta casi 20 pesos.

Las carencias podrán endurecer el camino, y aquellas  darle más espacio al ahorro en cualquier ámbito de la vida cotidiana, pero lo que sí queda claro es que nadie tiene el derecho de lucrar con artículos, alimentos u otros productos de amplia demanda popular. Ganaremos todos en la medida que se camine sin “compincheo” y con la vista bien fina.

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  1. Mi comentarios es mas que una recomendaccion que cuando distribuyan jabon ,pasta dental ,detergente , sea controlado en la libreta de producto industriale para que todos podasmos conprar y no darle la posivilidad que sienpre conpren los mismo y lo revendan a altos precios alos que trabajan fuera de donde esta la tienda de las minorista