Un carro pasa con un altoparlante en el techo, por las calles de Bayamo. Mientras avanza se escucha la voz de una mujer: “Estamos sin eléctricidad, porque la provincia Granma está desconectada del servicio electroenergético nacional tras el paso de Irma”.
Luego se escuchan otras explicaciones y varias sugerencias a los residentes de la ciudad para enfrentar estos días duros que se avecinan.
Muchas personas salen a los portales a oír lo que dice la voz femenina, unas encogen los hombros, otras salen inmediatamente a comprar gas licuado y unas terceras a hacer llamadas telefónicas a otro lugar de la ciudad para saber si en ese punto hay electricidad y pueden darse una vuelta hasta allá, a cocinar o a comer propiamente.
No parece haber agobio en la gente, que se esperanza en que el problema se resuelva pronto. La mayoría conoce que decenas de miles en Cuba están peor, sin electricidad, agua, servicio telefónico y otros servicios dañados por el paso del terrible huracán Irma.
La misma mujer del carro explica a ráfagas que se han habilitado en la ciudad puntos de ventas de comida a precios módicos y que ya funcionan los conocidos grupos electrógenos, aunque como estos no dan abasto a la demanda de energía se han priorizado los puntos de bombeo de agua, los hospitales, los locales destinados a elaborar alimentos.
La ciudad permanece tranquila, sin mucho transito y hasta soleada ya a esta hora de la tarde del sábado, pero la gran incógnita masiva de la gente es cuándo tendrán corriente eléctrica.
Desde un balcón un anciano grita: “Ya salió” una brigada para Nuevitas y él mismo se consuela después de eso; se refiere a más de 100 linieros de Granma que partieron hacia ese lugar de Camagüey a ayudar a recuperarlo. Allí funciona una de las grandes termoeléctricas generadoras del país; pero lo más probable es que estos técnicos vayan a colaborar con el restablecimiento de la corriente en el poblado. Otros, de seguro, se volcarán a rescatar esa entidad nombrada 10 de Octubre.
Ante ese panorama algunos acuden a los teléfonos celulares para informarse poniendo a funcionar los radios de esos aditamentos modernos; otros inventar cómo cocinar con leña o carbón en los patios o hasta en los balcones de los apartamentos.
Saben que la vida no puede detenerse; que Irma pronto será historia y ellos proseguirán en el trajín cotidiano, confiados en que todo o casi todo volverá a su sitio.