Y así debe ser. Pensar como país no resulta una mera fórmula para salir del paso, es un acto de fe para afrontar el complejo panorama que se cierne sobre Cuba en la actualidad.
Es, en atención a la prédica martiana, pensar con todos y para el bien de todos y debe florecer en quehacer colectivo donde no quepan individualidades ni egoísmos.
El incremento de salarios en el sector presupuestado despertó, y sigue haciéndolo, una amplia gama de emociones y pensamientos que no siempre se enfocan hacia el bienestar de la mayoría.
Si siempre quiero ganar más a toda costa, estoy pensando para adentro, y ese, no es el camino; destacamos que esto es aplicable al sector de los trabajadores por cuenta propia y al estatal.
Recordemos todos que se implementa una política de tolerancia cero contra la subida arbitraria de precios, por supuesto, no autorizada.
Si en un restaurante sirven los asados a plato limpio, sin las guarniciones establecidas por la ficha técnica y la decoración, ni siquiera tres granitos de arroz, ya los importes “están trepando”.
Ejemplo no hipotético: Una farmacia, digamos de medicina verde expendía, hasta hace poco un anticatarral o el analgésico negociables en frasco pequeño, con el valor aproximado de un peso en moneda nacional.
Pero no puede pretextarse la carencia del envase mínimo, para justificar una subida de hasta 20 pesos del producto de conocida eficacia, aunque de carácter perecedero, en un nuevo recipiente mayor, el pomito hay que guapearlo.
Muchos lectores nos señalan que no debe existir una diferencia tal que en un mercado agropecuario la carne de bistec esté a 30.00 moneda nacional cada libra y en un “Ideal” contiguo esté a 35.
Eso es cierto, como lo es asimismo que el asunto lleva análisis y solo el Ministerio de Finanzas y Precios está facultado para regular.
Un vendedor de granizados durante el paseo de carrozas y comparsas, expendía su producto a tres pesos, mientras lo anunciaba a dos desde su carrito. Ante la reclamación de algún cliente, “aclaró” que lo vendía a tres porque llevaba absorbente, sin embargo, no daba esta opción a los que solicitaban su servicio. Eso es pensar en “mí mismo”, como Lindoro, y en nadie más
Lo primero es que el consumidor o cliente reclame su derecho “donde se cae el mulo”, pero igualmente puede y debe denunciar esas irregularidades, especialmente si el Estado creó el sitio de la Presidencia de la República de Cuba: https://www.presidencia.gob.cu/es/
De acuerdo con sus características, ya las provincias han implementado los esperados topes de precios, como otra de las medidas que implementa el Estado cubano para favorecer al pueblo trabajador.
Eso no tiene el efecto de un toque mágico.
Por tanto es cardinal la declaración de Meisi Bolaños, ministra de Finanzas y Precios: “(…) “No podemos admitir que medidas como estas que aprueba el país para impulsar la economía y generar mayor capacidad de compra en la población, se echen a perder por unos cuantos inescrupulosos que provocan que los cubanos pierdan confianza en el control estatal”.