Subsidios: De vuelta a los lunares

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Por Sara Sariol Sosa | 6 junio, 2018 |
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Viviendas inauguradas por subsidio en Cauto Cristo (2017). FOTO/ Luis Carlos Palacios

En momentos en que Cuba se concentra en atender con mayor prioridad y de manera diferente, el sensible y aún no resuelto tema de la vivienda, Granma vuelve su mirada al otorgamiento de subsidios para la construcción a personas naturales con baja solvencia económica, un proyecto cuyo alcance social sigue encontrando en el camino no pocas irregularidades subjetivas.

Como tantas veces se ha demostrado, es este uno de los programas más sensibles y valorados por la población, y para el cual solo en el territorio granmense el Estado cubano ha destinado, desde su apertura en el 2012, el monto de 227 millones de pesos.

Transformar lo negativo, conllevó el pasado año a la definición nacional de nuevas responsabilidades y facultades que atañen no solo a los encargados del proceso de otorgamiento, sino también a los destinatarios de tal prestación, pero persiste, entre otras irregularidades, la insuficiente producción local, lo que limita a su vez la recaudación de ingresos que luego puedan destinarse al proyecto que nos ocupa.

Es inadmisible que, a estas alturas, todavía se esté hablando de la resistencia de algunos a construir con ladrillos, con los que ciertamente no se avanza tanto en el levantamiento de paredes como cuando se utilizan los bloques, pero hay mayor disponibilidad de aquel elemento, y es, probadamente, más resistente ante eventualidades naturales.

Persiste lentitud en los procesos de documentación, proyectos, pago de terreno, y entrega de la licencia de construcción, lo que afecta el inicio de obras aun cuando se dispone de los recursos materiales con esos fines.

En los municipios se ha logrado adelantar en el completamiento de las estructuras y grupos rectores de la actividad, pero falta todavía llegar al nivel necesario de integración de esas fuerzas.

Análisis exhaustivos y particulares tendrán que realizarse en las localidades, en cuanto al desempeño de los técnicos de la vivienda, responsabilizados en chequear con más sistematicidad las obras, y viabilizar con celeridad la solución de los problemas que puedan atrasar las labores, así como otros presentes como el pago incorrecto por concepto de mano de obra y acciones constructivas inconclusas.

Esos lunares no son nuevos, se arrastran este año de etapas anteriores, pero las subjetividades, frente a la estrategia y a la exigencia nacional, deberán resolverse definitivamente en el 2018.

Es este un programa en el cual intervienen actores diversos, y su falta de interacción adecuada no puede seguir siendo un obstáculo ni para la construcción por subsidios, ni para enfrentar el ambicioso plan general de edificación que el país pondrá en lo adelante en manos de cada territorio.

Hay limitaciones materiales incuestionables, pero la vida ha demostrado que puede hacerse más si el hombre no erra tanto, y más, si sitúa su responsabilidad al mismo nivel de sensibilidad humana y revolucionaria que implica el objetivo de que cada ser humano tenga una morada digna.

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