La producción de alimentos es un tema que concita el interés de todas las familias y por su puesto para la economía en la provincia de Granma, de la que depende, en particular del sistema de la agricultura agropecuaria y cañera, el desarrollo y bienestar social de sus habitantes.
Sumar muchas manos decide en el empeño de enfrentar los desafíos de la COVID-19 y de minimizar los efectos del arreciado bloqueo económico, comercial y financiero del Gobierno de los Estados Unidos contra Cuba.
Desde 1987 conocemos de la vitalidad del movimiento en patios, parcelas, macetas o cualquier superficie de tierra disponible, alternativa acometida por la Agricultura Urbana y Suburbana que por estos días de diciembre está de aniversarios.
Reforzar el cultivo en pequeñas áreas con un amplio sentido de autoabastecimiento ha cobrado fuerza en la provincia en momento de imperiosa necesidad con la presencia de aleccionadores ejemplos que pudieran parecer diminutos, pero no lo son.
Maritza Sánchez Escalona siembra su pedacito en el reparto Antonio Guiteras, en Bayamo.
Profesora de Español y Literatura, jubilada y reincorporada tras 44 años de labor en el sector educacional es un magisterio vivo, demostrativo de cuanto puede la voluntad y amor por el trabajo.
¨ Traigo un poquito en la sangre, la pasión por producir; me motivé y empecé a cultivar una vez que nuestro presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez y otros dirigentes de la Revolución hablaron de la necesidad de hacerlo.
¨Es un patio que no es mío, corresponde al edificio y utilizando instrumentos prestados por los vecinos, demostré que si se puede cuando uno quiere y siente amor por lo que hace.
¨Algunas personas me decía que estaba loca, una profesora ahí con las manos y zapatos llenos de fango, sin embargo hoy todo el que pasa por allí me elogia por el trabajo realizado que prácticamente lo hecho sola.
¨Tengo sembrado en aquel pequeño patio, ensaladas de dos tipos; coseché habichuelas que midieron un metro de largo, sin materia orgánica; el suelo lo pique y removí con un tenedor y regué un poquito de semilla donada por un productor.
¨ Yo me decía, dime tú, si yo sembré un pedacito y si sembrara una ó 10 cerreras cuanto no iba a producir. Me siento estimulada a seguir, aunque algunas personas piensen que uno no puede producir porque sea profesora.
¨Hoy la meta es producir y producir más. Tengo calabaza, yuca, boniato y melón de castilla florecido y todavía no sé si me va dar frutos, además otras matas de anón y aguacate¨.
¨Esta es una tarea necesaria, de ayudarnos a nosotros mismos, la economía y al país. Lo primero que coseché lo compartí con los vecinos y empecé a comer yo.
¨Continuaré hasta que la salud me acompañe, a pesar de mis 73 años y padecer de diabetes e hipertensión, no hay limitación, me siento fuerte y he mejorado abstraída en ese mundo tan lindo que es el pedacito, donde se pueda hacer¨.