Talla extra

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Por Orlando Fombellida Claro | 27 abril, 2020 |
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Muestra de boniatos de gran tamaño cosechados en la finca de Juan Miguel Cedeño Reyes FOTO/ Jorge Luis Arias Morales

Tubérculos de hasta 18 libras de peso, produjo una plantación de boniato recién cosechada por Juan Miguel Cedeño Reyes, en San José de Cautillo, en Bayamo.

La abundancia de boniatos de gran tamaño se debe, explica Juan Miguel, a que “la tierra era virgen, es la primera siembra realizada en ella después de liberarla de maleza, por lo que no se le aplicó ningún tipo de fertilizante”.

Aunque el productor no lo dijo, vale añadir la adecuada preparación del terreno, buena calidad del rejo plantado, riego cada 15 días y atención cultural al sembrado.

Juan Miguel es un usufructuario de tierra, asociado a la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Carlos Manuel de Céspedes, la cual se encuentra dentro del polo productivo de cultivos varios Cautillo-Bejuquero, en el municipio de Bayamo, provincia de Granma.

Estudió –y ejercicio un tiempo- la especialidad de técnico medio en control automático y electrónica industrial, “pero siempre me ha gustado la agricultura, desde chiquito sembraba el patio de mi casa”, asegura.

Oriundo del poblado holguinero de Antonio Maceo, después de vivir y laborar un tiempo en Chaparra, provincia de Las Tunas, vino a dar a Granma, asentándose en la comunidad La Trinidad, en Bayamo.

Solicita y obtiene tierra en usufructo en 2006 y comienza a explotarla “dando cabezazos, sembrando plátano burro, yuca, boniato, aunque soy fundamentalmente cultivador de garbanzo… me ha ido más bien que mal y al ver mis resultados me entregaron otras tierras, ahora tengo dos caballerías y quiero más”.

De la finca de este campesino salen de manera sistemática considerables cantidades de las viandas antes mencionadas, para su comercialización mediante la UBPC a la cual él se encuentra asociado.

También, en menor cuantía, hacia las empresas granmenses Frutas Selectas y de Semillas, con las cuales tiene convenios.

“Él es uno de los mejores productores de los cerca de 700 usufructuarios de tierra que hay en el polo productivo Cautillo-Bejuquero”, expone Juan Rogelio Hernández Montero, director de cultivos varios de la empresa agropecuaria Bayamo.

“A mí me satisface ver eso”, asevera Juan Miguel mientras señala la estela de boniatos que deja tras de sí el tractor que ara la tierra de la plantación en cosecha.

“De ahí –continúa- comen mi familia, mis vecinos, mis amigos y el pueblo. Para lograr esos resultados hay que estar en el surco hasta los domingos”.

Preguntado sobre su reacción, como productor agrícola, ante la situación creada por la Covid-19, Juan Miguel manifiesta:

“Sabía que la situación se iba a poner un poco tensa con la comida y le dije a mi hermano, que trabaja conmigo, tenemos que atrincherarnos aquí, crear un puesto de mando, y aumentar la siembra y la producción”.

Juan Miguel emplea a personal en dependencia de la demanda de fuerza de trabajo y les paga al final de cada semana, o sea, los sábados.

Luis Ernesto González Román, boyero, quien al ser entrevistado acarrea rejo de boniato, expresa que tiene 43 años de edad, desde los 16 labora en la agricultura y que el trabajo no mata a nadie, solo hay que cogerle la vuelta.

Hace seis años, añade, trabaja con Juan Miguel, se siente a gusto y gana como promedio “trescientos y pico, cuatrocientos pesos por semana”.

Con el fruto de su esfuerzo, Juan Miguel compró “un tractorcito viejo, que se rompe bastante pero resuelve”, con carreta y casi todos los implementes de preparación de tierra, una yunta de bueyes y una motocicleta para auto transportarse.

A los 47 años cumplidos, “Me ha ido bien, el que trabaja tiene derecho a progresar”,  sentencia Juan Miguel, quien como agricultor  es, al igual que los productos por él cosechados, talla extra, lo que recuerda las palabras de José Martí: “el hombre crece con el trabajo que sale de sus manos”.

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