Cuando escuchas las historias sobre Alcides Sánchez Boneta, primer Héroe del Trabajo de Granma, piensas enseguida en un hombre robusto. No imaginas que sea una persona delgada, de ojos hundidos y voz más bien apagada, pero capaz de realizar las más disímiles proezas laborales.
Tanta “bravura” le vino quizás por la coincidencia de nacer el 14 de enero de 1939, igual año y mes -pero el día 28- que la Confederación de Trabajadores de Cuba, antecedente de la Central de Trabajadores de Cuba(CTC).
Santiaguero de cuna y granmense por derecho ganado con creces en Vega Grande, municipio de Buey Arriba, Alcides tiene 10 hijos, 24 nietos, 14 bisnietos y pronto será tatarabuelo, pero sigue trabajando como el que más, incluso, en el recién finalizado año acopió mil latas de café.
Con evidente modestia aporta pormenores de su fructífera vida:
“Desde los nueve años recojo café y créame, nunca le he temido al trabajo, he participado en 36 zafras cafetaleras y 14 azucareras, en la brigada de corte Miguel Moreno, en la que logré picar en un día hasta dos mil arrobas de caña.”
Sánchez Boneta fue parte activa del incipiente proceso revolucionario, pues integró las Milicias, y estuvo atrincherado cuando la crisis de octubre, Girón, y en la lucha contra bandidos.
“Aunque pasé escuelas –dice- nunca me gustó dirigir, por eso me apegué a la tierra, una de los seres que yo más quiero en el mundo, ella da frutos, tranquiliza, enseña, nos hace gente honesta…
“Mi entrega y esfuerzo fueron reconocidos y desde 1977 y hasta el 80 fui Vanguardia provincial del Sindicato Agropecuario, y en el 81 me seleccionaron Vanguardia Nacional, condición que mantuve consecutivamente 18 años.
“Mil 997 es un año especial para mí, me declaran Héroe del Trabajo, una alegría muy grande, que me permitió no sólo recibir cosas materiales y viajar a Alemania, sino estar junto al Líder histórico de la Revolución Fidel Castro en varias ocasiones y compartir con él, el único Presidente en el mundo que hablaba con los obreros. De verdad, me siento orgulloso, tanto que no me cabe en el pecho, y lo único que he hecho es trabajar con amor.”
En 1999 se jubiló y solicitó entonces una finca abandonada, pasados 18 años, trabajándola él solo, tiene allí siete hectáreas de café, una de cacao, y cultiva viandas, productos que entrega a Acopio.
Alcides recuerda con cariño y nostalgia a Eloísa Yero, su esposa, fallecida hace 26 años, madre de ocho de sus hijos, y quien fuera por cinco años Vanguardia nacional.
“Parece que nuestro ejemplo tuvo frutos, pues Alcidito y Pedro, nuestros hijos, también se han destacado en sus trabajos y hasta recibieron un caballo obsequiado por el General de Ejército Raúl Castro, hoy Presidente de Cuba. Una vez en nuestra casa hubo a la vez tres distinciones de Vanguardias nacionales de la CTC.
“Hace casi tres años -explica- mi corazón empezó a fallar y a protestar por tantos disparates cometidos, ya no podré continuar solo en la finca, perteneciente a la base campesina Rigoberto Oliva, en Ramírez, Buey Arriba, pero de lo que usted puede estar segura es de que sí seguiré trabajando, porque si me siento me enfermo de verdad.”