El Telégrafo, emblemático hotel de la ciudad de Bayamo, recibe en estos días los toques finales de una reparación capital, desde los cimientos hasta la cubierta, cuyo costo ronda los tres y medio millones de pesos.
En un trabajo sobre cambio de cubierta en ese inmueble, presentado en un Fórum de ciencia y técnica, Danilo Andreu Jerez, de la Empresa de proyectos y diseño de ingeniería Granma, refiere que los permisos y solicitudes para edificar el hotel, los inició, el 9 de noviembre del año 1925, Lidubina López.
Ella era la propietaria de la vivienda entonces existente en la esquina de la calle Mármol y José Antonio Saco, y solicitó una reparación completa de la planta baja y la edificación de una planta alta, para una vez concluida la obra, dedicarla a hotel restaurante.
Fue catalogado de primera clase. Tenía una docena de habitaciones, distribuidas en ambas plantas, y los servicios de duchas e inodoros eran de uso colectivo. Tenía, además, una cantina-bar y un reservado conocido como Papi’s Bar.
Añade Danilo Andreu que en los años 40 del siglo anterior, recibió una reparación general que aumentó el confort de las habitaciones.
En 1995 pasa a formar parte del sistema nacional de FORMATUR y es nuevamente remodelado.
Andreu Jerez, prosigue:
Aunque su estilo, desde el punto de vista formal es ecléctico, presenta una distribución espacial propia de las casas coloniales, con un patio interior central en torno al cual se ubican los locales privados o habitaciones, mientras los espacios públicos están más relacionados con el acceso desde el exterior.
La fachada se caracteriza por amplios vanos protegidos por puertas y ventanas de madera con lucetas en la parte superior, y una sobria herrería que concatenaba con las viviendas que lo rodeaban.
En su decoración se resaltan las cornisas de remate, plafones y molduras pecho de palomas adosadas a la pared, y otros detalles típicos de la época de construcción.
La propuesta en ese entonces pretendía dar solución y valorizar las potencialidades ambientales del edificio, encargadas por el arquitecto e ingeniero Belisario Yero Cisneros, permitiendo desempeñar las funciones propias de los servicios que prestaría el hotel, procurando que las nuevas inserciones se integren coherentemente a los elementos existentes, sin dejar a un lado los rasgos típicos de la época. Hasta aquí, lo reseñado por Danilo Andreu Jerez.
El proyecto ahora ejecutado, valorizó las potencialidades de aumentar el área de habitaciones y baños y, con ello, el estándar y categoría del hotel, con 21 habitaciones, 5 en planta baja y 16 en la superior, dos yacusi (piscina o bañera dotada de un sistema de hidromasaje), un área de bar y otra de sombra.
Aunque su nombre alude al invento, en 1829, de Joseph Henry e impulsado por Samuel Morse, creador del código que lleva su nombre, las comunicaciones en el hotel Telégrafo no serán mediante señales intermitentes de números y letras, sino de moderna tecnología.
Cuando, en breve, reabra sus puertas, lo hará con la marca Encanto, de la cadena Cubanacán.