Sé muy poco sobre Tomás Cao, apenas dialogamos unos minutos luego de presentarse en Bayamo La Emboscada, filme de reciente estreno dirigido por Alejandro Gil y en el cual Tomás, es uno de los personajes protagónicos.
Mas creo que, a simple vista, que a pesar de su juventud, le caracteriza cierto afán por asumir retos, por perseguir y defender sus sueños, quizás por eso no le tembló el pulso cuando decidió dejar en cuarto año la licenciatura en Matemáticas para adentrarse en el mundo del arte.
Cuenta que acompañaba a una amiga a hacer las pruebas de canto, y él se interesó por las artes escénicas, preguntó qué documentos requería para ingresar al Instituto Superior de Arte y a la semana venidera se presentó y fue aprobado.
Así penetró por la angosta puerta del audiovisual, dígase cortometrajes, teleplays, series, largometrajes, entre otras. ¿Un toque de suerte? No lo creo. Su veracidad en personajes como Fátima, y en la propia Emboscada, dan fe de su histrionismo.
-¿Cómo concibes la caracterización de tus personajes?
-Hay un entrenamiento que va implícito. Lo más importante es entender el guión y la idea que quiere transmitir el director.
“Por ejemplo, con Alejandro Gil me pasó algo que no me había pasado con ningún otro, que era una Biblia como le decíamos decimos, que cada escena la desglosaba y la reconstruía. Eso fue muy interesante porque transmitió esa experiencia que él vivió.
“Hay un nivel de profundidad donde todas esas cosas se dejan a un lado y se empieza de nuevo. Cada personaje es como si fuera un ente distinto.”
-¿Con cuál te sientes más identificado?
-¡Imagínate tú! ¡No sé! Bueno, Fátima, te aseguro que no.
“Pienso que ninguno soy yo y hay parte de mí en todos, porque es difícil cuando uno trata de dar veracidad, que no salgan cosas de uno en esas circunstancias.
“Yo trato de exponerme a esas circunstancias, de la manera más vulnerable posible para que salga una verdad, sin prejuicio ninguno.
“No tengo uno por encima de otro. Creo que ninguno soy yo, de eso estoy claro, pero todos mis personajes tienen algo de mí.
-¿Cómo defines tu personalidad?
-Sufro el síndrome de personalidad múltiple. No, no. Es broma. Soy una persona que trata de hacer las cosas lo mejor posible, soy obsesivo, enamorado, cuando veo una muchacha linda me quedo esperándola al otro día en el cine y si no viene y aparece otra linda que me entrevista, ya, me alegro con eso.
“Shakespeare decía en Hamlet cuando le daba consejos a los actores que vienen a hacer la función, decía: ‘No importa, olvídense de si su personaje actúa de un modo o de otro, uno actúa en la vida constantemente, de distintas maneras.
“Uno se levanta hoy y no es el mismo que ayer. Así es como yo lo veo. Creo que voy por ese camino.”
-¿Qué personaje quisieras hacer y todavía no te ha llegado?
-Quisiera hacer un personaje en inglés, con una psicología atemporal, que salga del cliché del cubano.
-¿Te has preparado para eso, dominas el inglés?
-Sí, lo hablo desde los cuatro años. Pero lo digo por el reto de adentrarme en otra psicología, con otra mentalidad.
“Soy cinéfilo cinéfilo. Leí mucho, mucho, mucho; pero ya no. Prefiero ver muchas películas y documentarme sobre las biografías, me llaman mucho la atención y los documentales de los animales y su convivencia en los distintos grupos.
“Encuentro demasiadas similitudes entre la vida animal y cómo el hombre, que es un ser social, y la sociedad esta que es del siglo XXI, cómo se parece cada vez más a eso. Es fascinante. Soy muy observador.
“Me gusta observarme y ser buena persona. Mi filosofía de vida es que no hay bueno ni malo. Uno debe ser perfectible todo el tiempo. Que uno tiene que aprender a ser bueno, porque malo se nace.”