Para todos los procesos de la actividad del hombre, hay un sinfín de manuales y juicios que guían y orientan su mejora. Los teóricos han dedicado, por ejemplo, no pocos textos a explicar un concepto de gestión de la calidad, como práctica que promueve la buena participación y la iniciativa de los integrantes de un colectivo, para asegurar la satisfacción de los clientes y la eficiencia.
Pero, Alexis De Moya Castillo, un joven que labora en la cremería del complejo gastronómico Las Torres, aledaño a la Terminal de Ómnibus de Bayamo, no entiende ni de folletos ni de teorías; él solo tiene claro en su mente que, “esta unidad brilla, y por eso también tenemos que brillar nosotros”
Con tan ingeniosa y práctica filosofía, entra y sale, una y otra vez, con la rapidez del mismísimo rayo, del área de elaboración al salón donde cientos y cientos de personas de aquí, y de otros tantos lugares de la provincia de Granma y el país, en su paso por Bayamo, llegan a la unidad a degustar un helado.
Por tal disposición, calada no solo en Alexis, sino en los 66 trabajadores del complejo, el colectivo mereció la sede de la celebración provincial por el Día del trabajador del comercio, la gastronomía y los servicios, marcado el 4 de febrero.
MÁS QUE HELADO
Las Torres, como cremería, se creó cuatro décadas atrás, y en los últimos años asumió transformaciones estructurales hasta convertirse en un importante complejo gastronómico con dos salones para ofertar helado, cada uno con capacidad para 40 personas, y en áreas circundantes, ocho quioscos donde expenden alimentos ligeros varios, más otro espacio para la venta de minutas y cocteles de pescado, camarón, refrescos embotellados…
En el 2016, por el aseguramiento de esa gama de surtidos, el establecimiento ingresó más de tres millones 600 mil pesos, y excedió con creces lo planificado.
Lo recaudado da una idea de la magnitud del servicio del complejo, al cual afluyen cada día alrededor de cuatro mil personas, atendidas por dos turnos de trabajadores, con jornadas de 12 horas y 40 minutos de servicio.
Mas, la sede ganada no solo se sostiene en una cuestión económica ni en tantas horas de labor, sino en el concepto particular de calidad y eficiencia, del cual el colectivo se ha apropiado.
COMPROMISO
La fortaleza de aquel está en el compromiso, ese valor que permite a una persona dar todo de sí misma.
Para Lorisbel Rodríguez Fuentes, administrador desde hace ocho años, hay dos cuestiones básicas: una, que un gastronómico de verdad, es quien asume con conciencia que su razón de ser es el cliente, la otra, que lo definitivo no es el sacrificio, sino el resultado.
A esos principios, según él destaca, suman mantener la unidad con una imagen atractiva; fiscalizar en cada momento el trabajo; lograr estabilidad en las ofertas desde la apertura hasta el cierre de cada jornada; tratar al cliente con el respeto y cortesía; no justificar cuando este reclama, y ver la exigencia no como imposición, sino como contagio para hacer mejor las cosas.
Otros elementos también aportan hoy al quehacer de Las Torres, y es haber revitalizado el trabajo y la emulación sindical, motores impulsores que erróneamente, un día, nosotros comenzamos a desestimar.
Pero allí los rescataron y, a cuenta de eso, las brigadas emulan y se vigorizan. A propósito, Alexis De Moya, Pablo Lorente Capote y Olaisis Capote Silvera, cerraron el 2016 a la vanguardia del colectivo, el cual, por demás, es responsable con el aporte de la cuota sindical y del llamado Día de la patria: En este último, además de la inicialmente comprometida, los trabajadores ya hicieron una contribución extra este año recién iniciado.
Y, no es que el aporte monetario sea lo más importante, sino que fluye de manera espontánea como resultado de un buen ambiente laboral, en una unidad empecinada en elevar el compromiso a la altura de su propio nombre.