Niquero, Granma-. Una gala de premiaciones en el parque Ricardo de Céspedes, de esta ciudad costera, cabecera del municipio homónimo, cerró el XII Festival de Órganos Raquel Morales in memoriam, ganado por el grupo Estrellas de Cuba, de Buey Arriba.
El jurado otorgó premios a Nuevo Ritmo Oriental, de Río Cauto, y La Rumba número uno, de Pilón, además de menciones a El mulato oriental, de Niquero, y Hermanos Contreras, de Media Luna.
Único de su tipo en Cuba, el evento comenzó el jueves último y finalizó en la noche de este domingo, cuando también se entregó el Premio de la Popularidad a El Serranito, de Guisa.
En la lid de instrumentistas, para formar el conjunto Todos Estrellas, se impusieron los locales César Morales (timbal) y Róger Hernández (tumbadora); junto a Julio César Rodríguez (guayo) y Eliécer Ferrales (manigueta chiquita), ambos de Río Cauto.
El otro integrante del Todos Estrellas resultó Yunior Ramírez, de Buey Arriba, en campana-bongó.
Entre adultos bailadores los tres puestos fueron concedidos, en este orden, a las parejas locales Nelson Ramírez-Albania Tamayo, Eduardo Lago-Adriana Chávez y Miguel Ángel Herrera-Marta Pérez.
La distinción de mejores dúos infantiles de baile correspondió a Sarahí Otero-Wilber Abraham Vásquez, Emilia Ceruto-Pedro Quesada y Daniela Ballester-Alberto González, en igual orden.
Procedente de Europa, el órgano llegó a Cuba por el puerto de Cienfuegos, y también mediante la vía marítima se extendió a Manzanillo, desde 1876, de la mano de Santiago Fornaris Jerez y Francisco Borbolla García.
Considerado una orquesta, pos sus posibilidades sonoras, este instrumento se hizo tradicional en el oriente cubano, fundamentalmente en las provincias de Granma, Holguín y Las Tunas.
El proyecto La familia Morales y su recorrido en el tiempo recoge y promueve la historia de los padres de la organística en Niquero, y logró el Premio Memoria Viva 2012, otorgado por el instituto de investigación cultural Juan Marinello, de Cuba.
Bailadores de Granma explicaron a la AIN que prefieren esta música porque es suave, no cansa y permite conversar mientras se danza.