Ernesto Ávila Arias jamás temió participar con un equipo de Granma extremadamente joven en el Nacional de judo femenino, que en abril último acogió la sala polivalente Ramón Fonst, de La Habana.
De hecho, parecía una decisión bastante arriesgada, pero tuvo la aprobación de la Comisión nacional. Así inscribió a sus seis discípulas, cuatro escolares y dos juveniles; mientras la bayamesa Eliannis Aguilar Pérez, miembro de la preselección cubana, completó el conjunto.
“Precisamente, el primero de los dos macrociclos concluía con esa competencia, y como había una diferencia de tres meses con los Juegos nacionales escolares (JNE), teníamos tiempo de resolver cualquier situación”, explica el entrenador principal de la escuadra.
Y demostró que se podía, al conseguir presea de plata por intermedio de la campechuelera Blanca Cabrera Torres (48 kilogramos), quien cayó en el combate final ante Melisa Hurtado, bronce en el Mundial juvenil del año pasado.
Por supuesto, Ernesto realzó la actuación de Cabrera Torres: “Es la primera vez que una atleta con 15 años alcanza medalla en un evento de este tipo, aunque todas hicieron un buen papel”, refiere, antes de recordar que la representación completó su foja con el subtítulo de Aguilar Pérez (más de 78).
Asimismo, reconoce lo difícil y complejo de su labor frente a las féminas, “pero lo primero es la disciplina y mantener la distancia entre entrenador y atleta”, asegura, quien acumula más de 30 años de experiencia con el judo granmense.
Pero más allá de la preparación física general, la especial y la técnico-táctica, Ávila Arias considera primordial el trabajo psicológico, al tiempo que inculca mente positiva y ganadora en sus alumnas: “No podemos ser segundos de nadie, siempre las preparo para obtener medalla de oro”.
El jefe de cátedra reseñó, además, el sacrificio que hacen sus discípulas, al trasladarse diariamente desde la Eide Pedro Batista Fonseca al gimnasio de la calle Cacique Guamá, en Bayamo, donde halan solapas y ejercitan sobre el colchón.
También se refirió a la insuficiente matrícula existente en la Eide, “además, aquí hay pocos municipios donde se practica el judo, con destaque para Bayamo, Manzanillo y Jiguaní”.
Sin adelantar pronósticos para los JNE, Ávila Arias confirma el propósito de obtener un buen resultado en la cita de julio, mientras continúa convencido de que el reto que emprendió con sus jóvenes atletas rendirá frutos, aunque la exigencia sobre los tatamis siempre será su estandarte.