Una alerta ante el dolor

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Por María Valerino San Pedro | 12 febrero, 2019 |
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El dolor, esa sensación tan temida por todos, se define como una experiencia sensorial y emocional desagradable, impresión subjetiva con más de una dimensión y múltiples interpretaciones de sus cualidades y características, aunque no existe de él un concepto único.

En esta ocasión, la Doctora Clara Tenrero Villalón, Especialista de Primer Grado en Medicina General Integral y en Reumatología con Perfil Pediátrico y

Máster en Atención Integral al niño, comenta sobre el dolor músculo-esquelético.

Comienza explicando que puede o no tener origen reumático, y cuando se presenta en esas enfermedades se acompaña en la mayoría de los casos de inflamación articular, muscular o de las otras estructuras anatómicas que componen la parte del esqueleto afectado.

“En las edades pediátricas –agrega- se considera al dolor como una alerta ante un daño físico (biológico) y psicosocial que influye en cómo es percibido y comunicado por el infante o familiares durante la etapa de clasificación clínica, y de acuerdo con el tiempo de duración se clasifica como agudo, híper agudo y crónico.

“El agudo tiene una duración siempre menor a un mes, y es el síntoma de una enfermedad; el híper agudo, es de corta permanencia, provocado por procedimientos terapéuticos invasivos o quirúrgicos, mientras el crónico puede constituir en sí mismo una enfermedad y excede los tres meses”.

La Doctora Clara informa que en las consultas de Pediatría el dolor musculo-esquelético es una causa frecuente, con una prevalencia de 6 a 20 por ciento, y la incidencia de enfermedades reumáticas es de 1.3 a 1.5 por ciento de la población sana.

“La etiología de ese dolor en el niño tiene como causas más frecuentes la infecciosas, las hematológicas, las anormalidades esqueléticas, las mecánicas ortopédicas (osteocondritis, condromalacias, plicas sinoviales, lesiones de menisco), las enfermedades reumáticas autoinmunes y las articulares de origen no reumático, como las que surgen en el crecimiento.

“Este último es un malestar benigno y transitorio de la infancia (de 4 a 12 años) que desaparece con la madurez, cuya causa es desconocida; es intermitente, de corta duración, aparece en las piernas, en los muslos, y en la cara posterior de las rodillas, sobre todo, huesos largos, y se presenta al final de la tarde, en la noche, o en la madrugada y se quita en la mañana.

“Se excluye este diagnóstico cuando hay dolor en la mañana, es articular, y persistente o aumenta en intensidad, además de provocar cojera, y los exámenes de laboratorio son positivos.

“Por otra parte –indica- la Hipermovilidad o hiperlaxitud articular benigna es una variación extrema del rango del movimiento articular que produce dolor asociado a esta condición. La laxitud articular se caracteriza por una mayor distensión de las articulaciones en los movimientos pasivos y por una movilidad aumentada en los activos, predomina en el sexo femenino, se detecta desde el nacimiento y puede estar presente durante toda la vida o atenuarse a partir de la quinta o sexta década de la vida.

“Estos pacientes presentan predisposición a la inestabilidad articular, posturas incorrectas al sentarse, adoptan con facilidad posiciones extremas de los miembros cuando comprueban que las maniobras son indoloras, por esas razones son preferidos para la gimnasia y el ballet”.

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