La escuela especial Mártires de Pino III de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos se me antoja diferente no porque estudien en ella niños y niñas con necesidades cognitivas diferentes de sus coetáneos entre los cinco y los 14 años, sino por los excelentes resultados que año por año exhibe en la educación infantil,  la armonía y felicidad que se respira entre los alumnos y el colectivo, más allá de una visita esporádica al centro para comprobar los avances.

En varios días caminando por los predios de la institución, compartiendo diversos espacios y actividades cotidianas, se puede esperar que algún desliz quede a la vista, pero no sucedió. Son auténticas las sonrisas y el afecto entre profesores y no docentes hacia los niños y viceversa, es común la higiene y la organización, son práctica cierta y cotidiana la ternura y el amor.

Amor que está en cada detalle del comedor infantil donde aprenden a utilizar los cubiertos y laborar alimentos, reciben preparación laborar en 10 talleres: educación doméstica, carpintería, metales, floricultura, agricultura, confecciones, lavado y planchado, artesanía y peluquería.

También se palpa en los  dormitorios que  permanecen limpios y organizados donde contribuyen las propias manos infantiles, y cada área de juego o docente tiene el sello de la creatividad infantil a la hora de construir los materiales educativos junto a sus maestros, adquieren independencia por muy acentuada que sea la discapacidad y siempre, cuentan con el afecto oportuno de sus cuidadores durante las 24 horas de cada día.

Allí estudian 67 niños y niñas provenientes en su mayoría de las zonas montañosas e intrincadas del municipio Bartolomé Masó, lo que condiciona que 54 de ellos tengan régimen interno. Con diagnóstico de discapacidad intelectual entre leve y moderada, las situaciones se agudizan por la procedencia de hogares disfuncionales y situación social desfavorable, compleja en el orden económico y de vivienda, muchos de ellos con padres diagnosticados con igual o mayor discapacidad intelectual.

Desde la educación preescolar son admitidos en el centro cuyo primordial objetivo es formarlos para la vida cotidiana, insertarlos a la sociedad con la autonomía que cada cual pueda alcanzar que incluye el orden económico e independencia para organizar y llevar sus propias vidas por el camino de la utilidad.

La principal fortaleza del claustro, manifiesta la Licenciada Yurisbel Cañete Rosa, directora de la institución hace dos cursos, está en la preparación pedagógica de los docentes, los principios de educar a través del afecto genuino, las dosis altas de sensibilidad de los trabajadores ante las características que distinguen a los educandos, y la preparación política e ideológica.

El ciento por ciento de los 63 docentes son Licenciados en Educación Especial y 20 de ellos alcanzan la categoría de Máster en Ciencias, enfocados en preparar a los estudiantes para la vida sociolaboral y lograr la independencia para su inclusión social a través de los talleres donde adquieren y desarrollan habilidades, las que están a ojos vistas pues la escuela está ambientada por las manos de sus estudiantes.

Entre los resultados  en la Mártires de Pino 3, resalta el 100 por ciento de promoción, principal indicador de proceso docente educativo. Es el único centro de la enseñanza especial en el municipio Bartolomé Masó que tiene los educandos evaluados entre las categorías de Bien-Muy Bien y Excelente.

Otro logro que exhiben es tener la condición de Mi escuela por la salud, movimiento con carácter provincial en el que tienen reconocimiento por ser el segundo centro en obtener tal categoría en el municipio, categoría que implica excelencia en la higiene y organización escolar, la calidad de las clases y el proceso docente educativo, la capacitación de los docentes, la educación familiar, el trabajo preventivo entre muchos otros aspectos interrelacionados.

También en el movimiento Mi escuela triunfa, de carácter municipal, es el segundo centro de nominado a tal categoría, que implica una interrelación efectiva entre la escuela, la familia y la comunidad, avalada por la realización de múltiples actividades de orden docente, deportivo, cultural y recreativo que tributan al bienestar de los educandos.

Estos logros influyeron para que en diciembre de 2018 Mártires de Pino 3 fuera la sede del Acto Provincial por el Día del Educador, momento climático del orgullo de sus trabajadores y estudiantes.

Lo cierto es que resalta a diario la organización tanto del inmueble como el funcionamiento orgánico de sus trabajadores, en un ambiente cordial propicio para el desarrollo de menores de edad necesitados especialmente de afecto y atención.

Al preguntar con intención, muchos de sus trabajadores llevan más de dos décadas aquí y algunos, como la propia directora transitaron desde sus inicios en la vida laboral, han crecido profesionalmente  y no han querido trasladarse, otra fortaleza que resalta:  el amor a su trabajo.

Razones por las cuales el claustro está completo en un ciento por ciento, un verdadero logro cuando en el sector educacional preocupan las migraciones hacia otros sectores de la economía en busca de mejores remuneraciones, y cuando en otras enseñanzas faltan los docentes, aquí no.

Para satisfacción de los trabajadores, todo el tesón que ponen en su diario bregar tiene resultados en la educación y formación escolar, los niños acumulan logros en eventos culturales y deportivos, el más reciente son ganadores a nivel provincial en el movimiento de pioneros exploradores por lo que junto a la profesora Gisel Pérez Peraza, guía de la tropa, asistirán en este abril a la competencia nacional en cayo Saetía, encuentro del que esperan regresar victoriosos.

Mártires de Pino 3 se inauguró en el año 1992 dentro de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, no siempre ocupó el inmueble que hoy ocupa, y en sus inicios acogió a niños con necesidades especiales visuales, invidentes y de baja visión.

De cualquier manera inculcar valores formar ciudadanos útiles a ellos mismos y a la sociedad cubana es el principal objetivo de este centro tan especial.