Aunque hay servicio eléctrico permanente, de internet y cobertura de televisión digital, que son símbolos de modernidad,  el entorno en el que vive y trabaja Liuvilka Góngora Rodríguez es bucólico.

Se trata de La Estrella, barrio en el firme de la Sierra Maestra, del municipio granmense de Buey Arriba.

Más que maestra se siente una madre, esta joven mujer, de verbo suelto y emocionado, que imparte clases a los alumnos de tercero y cuarto grado del internado Esteban Gallardo Medina.

“Para mí trabajar aquí es de mucha alegría, debido a que he obtenido experiencia. Inicié con niños de primero y segundo grado, confeccioné medios de enseñanza con el fin de que las clases fueran amenas y puse en práctica una didáctica combinativa, para facilitarles su aprendizaje.

-¿Se siente cómoda como maestra de dos grados?

-Sí. La clase multigrado es integradora, vincula los asuntos, teniendo en cuenta las características individuales del  alumno, partiendo del diagnóstico de cada uno de ellos.

“En las clases uso diferentes medios para que sean productivas. Recientemente, participé en un evento científico en el municipio, que fue de mucho valor.

“En ese encuentro impartí una clase única, utilicé el medio de enseñanza árbol del saber, hojas de trabajo, mapas de Cuba y  de Granma, para localizar lugares en estos, elaboré una cajita llamada sustantivos, con el propósito de contribuir a que los educandos desarrollen el pensamiento lógico”.

-¿Por qué maestra?

-Por vocación.

“Yo me encontraba becada en la escuela Veguita 13, de Yara, cuando el Comandante en Jefe, Fidel Castro, dio la oportunidad a los que teníamos vocación por el magisterio de formarnos como maestros emergentes.

“Me anoté, aprobé la prueba de aptitud y me sentí muy emocionada, porque desde pequeña poseía afinidad por el magisterio,  hoy me siento orgullosa y muy feliz de trabajar con los niños”.