Una mirada a la Inocencia (+ video)

Share Button
Por Diana Iglesias Aguilar | 12 marzo, 2019 |
0

Después de varias semanas en cartelera en los cines de estreno de La Habana, el filme Inocencia del director  Alejandro Gil, se acerca a la sala cinematográfica de Bayamo. Imposible estar en la capital y no entrar al Yara o al cine La Rampa, abarrotados en las dos tandas diarias.

No por conocida desde pequeños la historia de la injusta  acusación y asesinato  de ocho estudiantes cubanos de medicina  en 1871 en las fauces de los voluntarios españoles, el filme deja de sorprender y conmover.

La “Inocencia” en Bayamo (+ video)

Lo que si es poco conocido es el empeño de Fermín Valdés Domínguez, adolescente y estudiante de las ciencias médicas que pudo correr la misma suerte de sus compañeros, en desentrañar la tela de araña que llevó a la ejecución uno de los crímenes más horrendos de las páginas pertenecientes a la etapa colonial en Cuba. Así como rendir homenaje a aquellos muchachos inocentes.

El cine y la documentalística cubana durante los últimos sesenta años han puesto empeño en reflejar esas gloriosas páginas donde el patriotismo y la lucha por la libertad hacen de los seres comunes a los héroes: Baraguá, El iniciador, son dos de los títulos que más se revisitan. También, El brigadista o José Martí: el ojo del canario, revelan las interioridades de hombres símbolos de las luchas en etapas diferentes de la Patria.

En el último lustro varios empeños cinematográficos abogan por el contar historias humanas simbólicas en las páginas del devenir cubano. Dedicadas a Ignacio Agramonte y a Calixto García Íñiguez, dos proyectos esperan por las etapas de postproducción y filmación respectivamente, lo que advierte que hay tela suficiente por donde cortar.

Mucho tiene que ver Inocencia con la historia de Bayamo y su cultura, no solo en las  licencias cinematográficas y dramatúrgicas que se toma Alejandro Gil y  que son de seguro el momento más emocionante y hermoso, cuando se entona a coro la primera canción romántica cubana en voces de los condenados a muerte, un nexo que establece el realizador con la cultura toda y sus espectadores.

Una profunda investigación salta a la vista en el filme cuando las historias domésticas de los jóvenes se ponen en primer plano, y se mezclan con la lucha antiesclavista y por la independencia que en La Habana no estuvo ajena a la juventud cubana. Amílcar Salatti en el guión supo dosificar el suspenso y las subtramas de manera que espectadores pudieran aquilatar las circunstancias ocurridas hace más de un siglo.

La esperanza trunca de Anacleto Bermúdez y Lola de regresar a la ventana del amor, y darse el beso anhelado, marcan la antesala del dolor más profundo y es la segunda línea que lleva la narración junto a la obsesión de Fermín.

El  dolor provocado por un grupo de fundamentalistas voluntarios españoles, que siembran el miedo con amenazas,  para lograr sus propósitos, y sus antagónicos, los familiares, amigos, personajes  encarnados por grandes histriones como Héctor Noas, Osvaldo Doimeadiós, Fernando Hechavarría, Patricio Wood, junto a ocho jóvenes, muchos de los cuales despunta en la pantalla grande y entre los que se encuentra el bayamés Amauri Millán.

Ninguno se quedó por debajo en las actuaciones a pesar de los breves papeles, si bien es una obra colosal en cuanto a la cantidad de actores con voces, ambientación propia de una época, vestuario y figurantes. Solo señalar que las actuaciones femeninas, no siempre tuvieron la soltura que los momentos dramáticos exigían y en algunas el exceso y teatralidad truncó la natural tristeza o ansiedad de que debieron dotar a la escena.

Es de destacar la fotografía del maestro Angel Alderete, ofrecienco ubicación en la época con los ambientes y atmósferas,  tanto en interiores como en exteriores. El acierto en  la  dirección de arte de Aramís Balebona al recrear una Habana colonial, hermosa y cautiva de la sinrazón. Y en la producción general de Carlos de la Huerta, aplausos para el esfuerzo titánico que puso para articular el filme tan lejano en el tiempo y complejo para recrear, este último departió hace poco en Bayamo con el público y la prensa en el estreno del filme El regreso, de Blanca Rosa Blanco, donde también estuvo a cargo de la dirección de producción.

Los apartados vestuario, maquillaje y ambientación, así como el sonoro, también se llevan lauros, si bien es un filme donde no abundan los temas musicales, el ambiente y la sugerencia de estos aparecen en dosis justas, si bien los diálogos a ratos necesitan ser reforzados con apoyo instrumental.

Los que acudan a la sala de cine podrán encontrar una historia veraz y mucho más cercana, descubrir al amigo de José Martí en una faceta superior a la de hermano cronológico del más universal de los cubanos, que lo llevará años más tarde a graduarse de médico y a tomar las armas en la guerra de 1895, sin dejar de, años antes, reconstruir y dar con las verdaderas causas de la historia, sin descubrir algún cabo suelto, que quizá solo el espectador podrá atar.

Como quiera que el ritmo inicial no es todo lo rápido que podemos esperar, la película tiene un ritmo propio a respetar, poco a poco se adentra en los conflictos que van llevando al tronco central, la injusticia frente a  la inocencia. Un filme que recomiendo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *