No percibieron cuándo las copas de los árboles empezaron a dar sombra y a cubrir con su follaje la edificación de estilo Girón. Hoy, 40 años atrás, miran orgullosos los laboratorios, los locales y el angosto comedor que sus bisoñas manos erigieron bloque a bloque para cimentar las ciencias agropecuarias.
ETAPA FUNDACIONAL
“Por aquel entonces de la década del 70, hubo que derrumbar algunos muros y levantar otros que exigía el proyecto constructivo; eliminar escombros e instalar, manual en mano, la tecnología para los laboratorios donde germinaron las primeras investigaciones”, rememora el doctor en Ciencias veterinarias, Héctor Fajardo Rivero.
Fundadores del Instituto de Investigaciones Agropecuarias Jorge Dimitrov rememoran su etapa fundacional, hace aproximadamente 40 años.FOTOS/Anaisis Hidalgo Rodríguez
Publicado por Anaisis Hidalgo Rodríguez en Martes, 8 de diciembre de 2020
A su inauguración el 14 de diciembre de 1980, asistieron, el vicepresidente del Consejo de ministros José Ramón Fernández Álvarez, Wilfredo Torres Yribar, entonces Presidente de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC), Roberto Damián Alfonso González, Primer Secretario del Comité provincial del Partido en Granma, y Pedro García Lupiáñez, primer Presidente del Gobierno en esta oriental provincia, además del embajador de Bulgaria.
Los técnicos e investigadores fueron capacitados en el Centro nacional de sanidad agropecuaria; y los Institutos de ciencia animal, ciencias agrícolas, y de Investigaciones fundamentales en agricultura tropical.
A base de sacrificio, de innumerables horas de trabajo voluntario, se concretó esta colosal obra ideada por el máximo líder de la Revolución cubana Fidel Castro, para la fecha prevista, a la cual le sucedió la entrega sin par de los hombres y mujeres de ciencia.
NECESITAMOS GENTE COMO TÚ
En la mente de sus fundadores, merodea todavía la consagración de Alicia Acosta Ocaña, quien debió desprenderse de su hija, con apenas un año de edad, para capacitarse en el Instituto de ciencia animal.
De aquel curso, trajo el sueño de fundar una vaquería que convirtió en un centro de investigación.
Una generación se encuentra 40 años después de aquel inmenso desafío de crear desde los cimientos el Instituto de Investigaciones Agropecuarias Jorge Dimitrov.FOTOS/Cortesía de algunos fundadores.
Publicado por Anaisis Hidalgo Rodríguez en Martes, 8 de diciembre de 2020
Sus horas transcurrían entre animales, investigando, llevando a cabo observaciones sistemáticas, que a veces coincidían con el parto de alguna res, pero el ojo siempre lo tenía en el animal, para que nadie le hiciera cuentos de su experimento.
MAGALIS, OTRA PIONERA
Magalis Reyes Monte, fue otra de las pioneras del Jorge Dimitrov, una de esos 16 jóvenes convocados en aquel primer momento llamados a hacer ciencia para la Revolución.
“Comenzamos a funcionar en el archivo histórico de Bayamo, radicado en Mármol y Saco; después, nos dieron el Centro de Información y documentación en lo que llevábamos a cabo la cimentación, por el año 79.
“Pusimos piso, resanamos, recogimos escombros, pintamos y después hicimos la estación meteorológica, para desarrollar estudios agro meteorológicos.
“Por 21 años desanduve lomas en Los números, Banco arriba, Banco abajo haciendo investigaciones genéticas en papa, girasol y soya.”
LA ETERNA CHICA BARÓ
Martiza Baró Bazán no las jornadas de trabajo voluntario y el entusiasmo de aquellos jóvenes, cargados de sueños y desafíos.
“Nadie sabía en qué nos iríamos para Bayamo. A mí me daban las diez de la noche sola, en el punto de control, esperando un carro de caña o cualquier otro medio de transporte para regresar a Mabay.
“Éramos jóvenes muy apasionados, que asumimos incluso el reto de aprender inglés o ruso en la escuela de idiomas, por la noche. No teníamos límites para el trabajo, no había una fecha histórica que no celebráramos.
Recuerdo que el doctor en Ciencias Luis Catasús Guerra nos asesoró en el herbario, y realizamos estudios sobre el cultivo de ajo, cebolla, arroz, granos, siembra de pastos.
“La experiencia en el Dimitrov, me dio herramientas para asumir hoy, como especialista del Citma en Bayamo, la dirección de un consejo técnico asesor”, rememora Baró Bazán.
El Dimitrov se convirtió en un centro de referencia de biometría; y la colaboración internacional permitió los estudios de Inmunogenética y los sueros hiperinmunes.
También ejecutó importantes estudios en plantas proteicas y residuales de la industria azucarera para la alimentación animal.
Hoy, el antiguo conocimiento generado por esta institución, y el actual, la ponen en condiciones de dar el salto cuantitativo que se quiere para garantizar la soberanía alimentaria y nutricional.
Independientemente de la memoria histórica que escriben los seres humanos, se crea también una memoria en el corazón, que palpita tras cada recuerdo y reverdece. Esta, la del Instituto de Investigaciones Agropecuarias Jorge Dimitrov, retoñará no solo en la memoria de sus fundadores, sino también en cada investigación que rindió frutos.