Una tradición cuesta arriba

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Por Geidis Arias Peña | 24 junio, 2016 |
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FOTO / Rafael Martínez AriasElla lo besa y se le estremece el corazón, mira con nostalgia su fornido cuerpo y le desea la mejor de las suertes . Él no vacila en marcharse. Agarra el jolongo, trepa de un golpe al mulo y arrea hacia intrincados parajes de la serranía de Granma, adonde solo llega él con la noticia, el pan y el dicharacho jaranero.

Lleva camisa y pantalón holgados. Avanza por escabrosas zonas con café, madera y otros encargos. Su cuadrúpedo también luce coloridos adornos. Aparta lo que entorpece su camino. En tanto, suena el cencerro del arria en el silencio de la verde montaña.

Pasa un día, dos, tres y hasta más. Hubo tropiezos en el camino. Un mulo de los siete del arria estuvo a punto de caerse, a otro se le volteó la carga y casi la pierde, pero el hombre lucha, dice unas palabras de ánimo al animal y por fin llega a su destino, la localidad de El Hombrito, Caña Brava o La Leche.

La misión está cumplida. Regresa a casa el arriero, besa los labios que cada adiós hacen temblar, como la primera vez. Ron, macho asado y congrí están listos en la campiña. Los practicantes de este oficio se aprestan a celebrar, como es tradición por estas fechas.

Sus vecinos, el pueblo, reconocen su labor y se suman al festejo, que trasciende hoy los hogares de estos hombres. Ahora la comunidad de La Otilia, en Buey Arriba, donde estuvo el último puesto de mando de la Columna Cuatro, del Che, constituye el escenario del XIV Encuentro nacional de arrieros y fabulaciones serranas.

Allí, también llegan historiadores y teóricos de Cultura y Patrimonio para intercambiar sobre el significativo impacto socioeconómico, valor histórico y cultural del oficio de arriar.

La iniciativa surgió como un proyecto de reanimación cultural ideado por Noelvis Nieto, quien, junto a otros especialistas de la Casa-museo de La Otilia, realizaron los primeros espacios de intercambio con la participación de arrieros y pobladores de esa área montañosa.

Luego, autoridades provinciales volcaron su interés para fortalecer la cita y convertirla en el centro del debate sobre el arte del arriero en Cuba.

Este 24 de junio, después del tradicional baño en el río Buey, centra la atención la Feria sociocultural serrana, con exposiciones y competencias entre arrieros y herreros, que cierra con su premiación el evento.

Transcurren varias jornadas y ya se escucha de nuevo el sonar del cencerro que sube la montaña. Todos lo advierten, viene el arriero.