Aunque nunca estuvo entre sus pretensiones llegar al alto rendimiento, ni mucho menos presentarse como atleta en los principales escenarios competitivos, Víctor Corona Miranda siempre supo que su vida estaría ligada al movimiento deportivo.

Ese futuro con el que soñaba lo fue alimentando, “desde niño, siempre me gustaron los deportes y mi principal afición fue por el fútbol, aunque también practiqué atletismo y béisbol, hasta inclinarme por esta carrera (Licenciatura en Cultura y Física y Deportes)”, refiere.

EL COMPROMISO

Con la graduación en 1994, se asomaba en el horizonte su primer compromiso en el plano profesional: “Inicié mi vida laboral en el combinado deportivo Jesús Menéndez, como profesor de hockey sobre césped”, rememora.

Sin imaginar que retos enormes estaban por llegar y también los mejores dividendos para la más joven generación de atletas granmenses, encaró la responsabilidad de metodólogo provincial de deporte escolar, que desde el 2001 y hasta hoy ha desempeñado con decoro.

Al asumir, tenía como lo más grande a quien lo había antecedido en el puesto, Julián Miranda, “pero el problema era comenzar. No sé si lo hago mejor o peor, pero aún mantengo algunas cosas y si salen bien, por qué prescindir de ellas”.

Esta etapa le ha traído muy buenos recuerdos, “aunque jamás pensé lo que ha sucedido en los últimos años”, acota en franca alusión al repunte del territorio y que con tremendo orgullo vuelve a repasar.

Entre las conquistas más recientes, retumban el inédito segundo lugar en la Copa Pioneros y el tercero en la Olimpiada juvenil, otra actuación sin precedentes, unido al tercer puesto que repitieron en los 54 Juegos nacionales escolares (JNE).

En medio de tantos logros, Corona Miranda necesita remontarse a sus experiencias iniciales, cuando asistía a las galas de clausura de JNE y veía cómo funcionarios de La Habana, Santiago de Cuba, Villa Clara… alcanzaban aquellos premios, que ya no le son ajenos.

Y de paso, también ha podido responderse “¿podrá Granma algún día llegar ahí?”, interrogante que una y otra vez asaltaba su mente y la de muchos -que como él- anhelaban ver a la provincia en los primeros sitios, “que conquistamos y por delante de Villa Clara, Camagüey, Pinar del Río, Cienfuegos o Matanzas”, recalca.

LA DISTINCIÓN

Junto con el despegue competitivo, emergió una distinción con la que jamás soñó años atrás un directivo de aquí y que mereció Víctor en el 2015, al ser elegido el funcionario más destacado del país, el cual ha mantenido por cuatro años consecutivos.

Nadie mejor que él sabe el enorme sacrificio que ese reconocimiento entraña, “satisface mucho, tiene su cuota individual, porque le dedicas mucho tiempo al trabajo en lugar de estar con tu familia, en tu casa”, revela.

“Ese premio no es solo mío y de mi equipo, es fruto de una labor colectiva, que incluye a mucha gente; además, sería imposible conseguirlo sentado y desde una oficina”, apunta.

El tiempo le dio la razón a Corona Miranda y a quienes lo acompañan a diario, al repensar la estrategia que permitió los éxitos que hoy se disfrutan: “El sistema organizativo marchaba bien, pero sin los resultados esperados, faltaba algo con la matrícula o la superación y actualización de los recursos humanos”, explica.

Y la tarea cobra mayor importancia, máxime cuando el deporte granmnese enfrenta las consecuencias de una debilitada infraestructura, a las que no escapa el sistema de enseñanza.

“Quisiera tener todos los recursos para utilizarlos racionalmente, nuestra Eide no es de la mejores, por eso pedimos trasladar su sede hacia la Epef, allá están las instalaciones y podemos concentrar a los atletas.

“Hoy los campeones nacionales de Granma se trasladan a los escenarios de entrenamiento por su cuenta. Para nosotros eso es duro, lo ideal sería perfeccionar las condiciones de vida y con ello tendría mayor calidad la promoción en nuestros centros”.

LA PROYECCIÓN

Sin temor alguno, Víctor descubre su anhelo de trabajar en la Dirección nacional del Inder, “no es que me sienta mal, aquí he tenido mis mejores experiencias, aunque para mi la mayor satisfacción es ver a niños y adolescentes competir”, confiesa.

“Es un sueño, una aspiración, que permita proyectarme de otra manera, propuestas he tenido, pero sin concretarse”.

Así, entre metas y sinsabores, Víctor Corona Miranda sigue empeñado en guiar con la estrategia más acertada posible al deporte escolar granmense, aunque ya no le sorprende su despliegue, “porque hasta donde hemos llegado, es lo más alto que hubiese aspirado una provincia como la nuestra”.