“Hay dos razones fundamentales que me han movido a tomar la decisión de alejarme de la pelota”. Eso fue lo primero que me dijo Víctor Mesa una vez que encendí la grabadora para hacerle esta entrevista, encaminada a desentrañar un misterio que ha tenido intrigados a miles de fanáticos.
El director de los Cocodrilos había anunciado repentinamente su retiro, y esta tarde en su casa, todavía contrariado, me contestó una serie de preguntas obligadas.
“Antes de entrar en detalles, te recuerdo que el propósito cuando llegué a Matanzas era dirigir cuatro temporadas, algo que ya cumplí, y esforzarme por levantar los resultados del territorio y hacer que la pelota siga siendo la fiesta que representa para Cuba. Creo que ese ha sido el motivo por el que nunca más he vuelto a salir del país por propuestas de trabajo, que dicho sea de paso no me han faltado. Me gustaría dejar eso muy claro: mi decisión no obedece al interés de irme a dirigir en otra parte, y eso ya lo veremos con el paso del tiempo. Tengo entendido que hay personas que dijeron que todo esto se trata de que estoy preparando el camino para mis hijos en el béisbol norteamericano. Les aseguro que están equivocados: mis hijos, si algún día juegan fuera de este país, lo harán con permiso de las leyes cubanas”.
¿Cuáles son esas dos razones a que te referías?
-La primera son los muchos ataques de que he sido objeto en estos años. Las ofensas llueven, las obscenidades son normales, y los encargados de evitar esos procederes se cruzan de brazos ante tales hechos. Recuerdo que hace dos campañas, en Holguín hubo un delincuente que trató de agredirme con un arma blanca. Y que luego de eso, en Villa Clara se dio una situación muy lamentable que desembocó en incidentes donde salieron mal parados tus colegas de la prensa matancera. Más recientemente, en la subserie ante Pinar, exigimos más garantías de parte de los agentes de Orden Público, y no fue hasta el tercer partido que la situación se controló como se requería.
“Te digo más: en Pinar terminé siendo multado por tener un problema con un muchacho que me insultó con lo peor que se le puede insultar a un hombre, y mi hijo fue atacado por un individuo a la hora de subir a la guagua del equipo. Yo no ofendo al público. Yo acepto callado los coros en contra, e inclusive me hago el sordo con ciertas palabras fuera de lugar en medio del juego. Pero hay cosas que son inaceptables, y antes de tener un problema con consecuencias graves –puesto que uno es capaz de hacer cualquier cosa cuando le agreden a un hijo o le ofenden a la madre-, es mejor tomar esta decisión. No hay garantía alguna para mi integridad física, ni la de mi familia. Esa es una de las causas por las que quiero recesar.
¿Y la otra?
-La segunda, pero no menos importante, es mi total desacuerdo con los métodos de trabajo del Director Nacional de Béisbol, quien no busca sostener una relación diáfana con los managers ni aglutinar a la gente en torno a él. Ojo, no me refiero, como algunos podrían pensar, a la dirección del equipo Cuba, misión que desempeñé con orgullo cuando me tocó y que entiendo que no es propiedad exclusiva de un solo hombre. Hablo de circunstancias que evidentemente no son bien intencionadas. Por ejemplo, mi esposa y yo somos dos de los tres militantes más antiguos del Núcleo del Partido del Latino –llevamos allí veinte años-, y ahora resulta que se nos quiere trasladar sin ton ni son al Núcleo de Matanzas. ¿Y eso a qué viene a estas alturas? Hay demasiados manejos por medio, y no me gusta estar en lugares donde no impera la unidad.
Entonces, ¿te sientes cansado del béisbol?
-No lo estoy, pero no veo apoyo. No hay acciones que posibiliten el avance de esta pelota, y eso te frustra. Fíjate cómo me siento que ni siquiera he pensado a qué voy a dedicarme cuando salga de Matanzas; a lo mejor me pongo a asesorar al equipo.
¿Es esta una decisión sin retroceso?
-Aún me faltan conversaciones por sostener, voces que escuchar, pero yo preferiría alejarme en las actuales condiciones, en aras de mi tranquilidad, mi salud y mi futuro. De verdad, lo siento mucho por el pueblo de Matanzas, que me ha hecho sentirme como si hubiera nacido en esa tierra. Pero más vale una retirada a tiempo, que tener un problema delicado habida cuenta de que se carece de respaldo para hacer el trabajo. Sencillamente, es mejor descansar.
Es el mejor cocodrilo que hemos tenido Gracias Victor
Víctor
Es un hombre. Que crea controversias pero no hay dudas de que es el mejor cocodrilo que hemos tenido
Un
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QUIEN A HIERRO MATA A HIERRO MUERE
Quien a hierro mata, a hierro muere es una formulación de la bíblica ley del Talión, que ya hemos comentado: Ojo por ojo, diente por diente. Reclama que a quien haya obrado mal se le pague con la misma moneda; se puede usar como amenaza para el que está actuando de forma torticera, que no debe esperar que los demás se comporten con él mejor de lo que él mismo lo hizo con los demás, sino recibir en pago similar prenda. Uno de los sinónimos de esta frase es el siguiente: “Perros que con lobos mata, lobos lo matan”.
Así como el hierro toma diversas formas, así igualito nos llegará la consecuencia de nuestros actos un día, en formas que podremos reconocer o negar, pero llega. Solamente el arrepentimiento real, de corazón nos quita ese peso y ese pago, pero aún así estamos propensos que la vida nos ponga en situaciones iguales a las que estaban las personas a las que matamos a hierro. Porque así es la vida. Y mejor no buscarle.
Aquellos que tanto usan la espada no sólo se ganan muchas enemistades, sino que tarde o temprano encuentran a alguien que la maneja mejor que ellos y por lo tanto, “experimentan el mismo daño” o de la misma manera que le hicieron a otros muchas veces.
También esta frase, aplicable en este caso, se usa para justificar el castigo que haya recibido alguien. Esto es obra natural de la ley de causa y efecto. Toda causa recibe como respuesta un efecto o consecuencia inevitable. Si tú siembras truenos en los surcos de tu vida, cosecharás tempestades para tu granero. Cuando la justicia es divina, y nos dice ahora,… con la vara que midas, seràs medido… pero la paga de arriba y no de nuestros corazònes para no ensuciarlos con tanto lodo de maldad. Aunque a veces no se cumple, es verdad.
Dos décimas para él.
Que gran equivocación
olvidar del refranero
aquel que por tan sincero
nos da cierta aclaración.
Castiga cualquier acción
pagando con la medida
de aquella mala herida
que una vez ocasionamos,
así es como pagamos
aquella acción desmedida.
Pobre de aquel que al vivir
algún mal haya causado,
si recuerda su pasado
verá a aquel que hizo sufrir.
De su mal no podrá huir,
aunque se haya arrepentido
su corazón será herido
con la misma intensidad
que produjo su maldad,
y el refrán, se habrá cumplido..
RECUERDEN EL POR QUE?? DE ESTE FRAGMENTO DE LAS DECIMAS DE LA GALA DE PREMIACION DEL EQUIPO VILLA CLARA EN LA SERIE 52:
Pestano probó su talla,
de pelotero sin cruz,
y a los que llevan la luz,
el destino no les falla.
Para aplaudir la medalla
del receptor de Moré,
al momento en que se fue,
con bases llenas la bola.
Más que Villa Clara, toda
Cuba se puso de pie.
Saquen sus propias conclusiones. Averiguen cual fue el motivo del retiro temprano de hombres como los pitchers Luis Borroto, Eliecer Montes de Oca, Vladimir Hernández, mientras Víctor dirigía el Villa Clara. Por qué Pestano no fue a su último Clásico Mundial?? Por qué Luis Cesar Valdés se retiro siendo el jefe de la Comisión de árbitros, en el mejor momento de su carrera, cuando fue convocado para representar a Cuba en una de las eliminatorias del Clásico Mundial como árbitro?? Pregunten el por qué del rechazo casi total de los habitantes de su provincia que le vio nacer y desarrollarse como pelotero y a la que tantas glorias le dio y la que tanto le amaba??
Ahora recordamos con estas escenas la siguiente frase: “De lo sublime a lo ridículo no hay más que un solo paso
Esta es una frase incierta por Napoleón Bonaparte tras el incendio de Moscú (1812). Durante la retirada bajo la nieve de los maltrechos restos del Gran Ejército, el emperador supo que en su patria cundía el descontento y muchos reclamaban su abdicación.
Debió abandonar a sus tropas y apresurar el regreso a París. Allí tuvo que dar cuenta al país de una campaña iniciada con más de 600.000 hombres de las que sólo iba a regresar una quinta parte. Con tan enorme número de muertos, heridos, prisioneros y desertores, la fallida invasión había enlutado y empobrecido a Francia y a sus aliados.
La figura del vencedor de Marengo y de Austerlitz, idolatrada por tantos en toda Europa y el mundo, dejaba lugar en muchos de sus antiguos seguidores a la imagen de un hombre abatido y sin futuro.
La humillación siguió así muy de cerca al orgullo imperial. Napoleón volcó las amargas reflexiones de aquel ocaso dramático en una carta confidencial dirigida poco después a Víctor De Pradt, su embajador en Varsovia.
Allí dejó estampadas las célebres palabras: “De lo sublime a lo ridículo no hay más que un solo paso”. Dolorosa frase que con tono mucho más ligero se suele repetir hoy para burlarse de quienes, por un traspié cualquiera, deben pasar del éxito y de las cumbres de la admiración ajena a la achatada melancolía de un felpudo